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Miró al techo escuchando los murmullos de las enfermeras que salían de su habitación, cuando la dejaron completamente sola se removió en la cama.

Comenzó a tamborilear los dedos sobre su abdomen, en señal de aburrimiento.

Es cuestión de tiempo.

Movió su vista hacia la puerta, por debajo podía verse unas sombras, al parecer el pasillo continuaba transitado, miro hacia la cámara, en el momento en que esta se movió un poco a la izquierda, ella se giró en la cama para escupir los tranquilizantes.

Con rapidez las poso en su mano envolviéndolas en un pañuelo de papel para ocultarlas.

Una vez hecha aquella acción se recostó boca arriba y cerró los ojos. No supo en qué momento se durmió, cuando se despertó comenzó a notar cierto olor en el aire, escucho ruidos extraños con forme pasaron los minutos los extraños ruidos se transformaron en gritos.

Sin perder tiempo se levantó de la cama para acercarse a la puerta.

Llego la hora.

Miro hacia la cámara, sonrió a esta y comenzó a forcejear la cerradura con el escalpelo que le había dado su coadjutor.

Tardo un poco, cuando logro su cometido vio como algunos internos corrían despavoridos, aquellos que no pudieron salir de sus habitaciones estaban gritando por auxilio envueltos en llamas, se estaban quemando vivos.

Cerró la puerta detrás de si y corrió hacia el lado donde no había fuego, en su camino se topó con algunos enfermeros y médicos muertos, algunos de sus colegas habían comenzado una sádica matanza.

Una mujer se abalanzó hacia ella con una perica, la conocía como Hanare Riichii la asesina afanosa, por matar a todas sus amantes para robarles dinero, se dijo que enloqueció cuando comió a su favorita ganándose un lugar en ese sitio.

—¡Eres perfecta para mi colección! -expreso aquella mujer cuando se posó sobre ella intentando clavarle la perica en la cara. —¡No dolerá mucho!

Hinata la detuvo, le sostuvo aquel metal mientras esta retorcía los ojos con una sonrisa siniestra.

—¡No resistas!

Hinata logro darle un rodillazo, seguido de un cabezazo, aprovechando su aturdimiento le dio la vuelta, una vez arriba comenzó a golpearla sin piedad. Hinata se ejercitaba para matar el tiempo por lo cual estaba en mejor forma.

No se detuvo ni porque se escucharán algunas explosiones, continuo hasta romperle la nariz, o más bien hasta que se cansó. Se sintió totalmente desestresada, cuando Hanare dejo de moverse se levantó mirando hacia un rincón donde una mujer vestida igual a ella le sonreía mientras se chupaba los dedos, Hinata la dejo pasar y camino hacia la puerta que pensó seria la salida, para ese momento el incendio avanzo más rápido.

Camino hasta llegar a lo que parecía ser el área de la cocina, corrió atravesando los pasajes hasta llegar a la puerta de salida, donde se conectaba con otro pasillo, ahí se encontró a otras personas más, todas ellas gritaban y golpeaban la puerta con desesperación, la desesperanza y el llanto la comenzaron a estresar, tomo un extinguidor y se abrió paso, otras mujeres la imitaron y juntas comenzaron a golpear con fuerza.

El cristal se rompió, aún quedaban trozos de cristal en la puerta pero poco importo para que algunas almas entre pacientes, enfermeras y enfermeros metieran las manos y quitaran los seguros.

Cuando por fin se abrieron corrieron buscando aire fresco ya que el humo estaba nublando la visión, Hinata estaba atravesando la puerta cuando escucho un silbido inmediatamente se tiro al suelo.

LYCORIS ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora