—Bien chicos, con este ensayo terminamos el tema de la segunda guerra mun...oh es hora, bueno chicos les deseo muy buena tarde. -el sonido del timbre anunciaba el fin de las clases, Hinata se movió para salir lo más rápido posible.
—¿A dónde vas rara? ¿Qué? Se te olvido que hoy debes de limpiar mis zapatos.-unas risas burlonas acompañaron aquel comentario, Hinata mantenía la mirada en el suelo sintiendo como cada segundo ahí se desperdiciaba.
—Déjame pasar
—Ja, esa no es la respuesta que busco, por qué tanta prisa, a dónde vas a ir, ¿He? Ratón de biblioteca. -odiaba a esas chicas, tan lindas por fuera y tan horribles por dentro, sabia el motivo de su continuo coso, el novio de la líder la había invitado a salir, por supuesto que era parte de una trampa, una apuesta entre los chicos para burlarse de la nerd de toda la escuela. —Habla, me sacas de quicio, no eres más que una zorra, aparte de rara prostituta.
—¡Huuuuu! -se escuchó detrás de ella, sus compañeros de clase parecían expectantes.
—Por eso estas sola, eres la única puta que queda en este lugar, la otra fue tu íntima amiga ¿no? -no pudo evitar abrir los ojos ante la mención de Shiho. —Quien lo diría, tan mojigata que se veía y resulto ser toda una... ¡Ayyy! -llamo la atención cuando aquella chica retrocedió llevándose las manos a la nariz, pronto la sangre comenzó a manchar el piso, nadie hizo nada, todos se quedaron en silencio, petrificados cuando vieron el rostro frío de la peliazul, había lanzado su puño directo sin titubear, Hinata solo siguió caminando como sin nada.
Camino por los pasillos hasta llegar a los salones del ultimo grado, se movió en silencio cuando observo su objetivo, Kimimaro, ser de segundo grado tenía sus ventajas había asistido a un taller con alumnos del tercer grado ahí había sido donde pudo obtener datos de ese tipo, actual capitán del equipo de lucha, parte del grupo popular de la escuela.
Lo miro riendo y jugando con sus amigos mientras hablaban animadamente, por lo que logro escuchar, tenían planes para el fin de semana, siguió al grupo con disimulo hasta la salida.
—¿Entonces?
—¿Qué?
—¿Tu primo logro cumplir con el reto?, recuerda que tengo unos billetes apostados a su favor, no quiero que me queda mal viejo, confié en él, cuento con el dinero para llevar a Brisi a un bonito lugar.
—Ja solo a ti se te ocurre gastar en Brisi, Kimimaro vas a perder yo aposte a que no lo logrará, aun con lo buena que esta nadie ha podido salir con ella, es lista.
—Se ve que no sabes de mujeres, con las palabras adecuadas ella cede, es solo cuestión de saber tratarla, yo lo hubiera intentado pero como sabrás Brisi es muy celosa.
—Si como no.
....
El sonido del viento ayudaba a cubrir sus pasos, aun con la lluvia del otoño las hojas húmedas lograban dejar un sonido leve, podía percibirse si había suficiente silencio, agradeció la temporada, cada vez que sus zapatos pisaban el suelo el sonido de los arboles acompañaban el sonar.
Eran las cuatro y media de la tarde, no había gente, quizás se debía al clima nublado, la niebla cubría por completo todo el condado, comenzó a correr cuando noto que su objetivo ya se había alejado suficiente de ella, había llegado su momento.
Avanzó con más velocidad cuando dobló la calle, rápido se dirigió al atajo que había trazado días antes, había valido la pena seguirlo los últimos días.
—¡Auch! -fue tanta la fuerza que ella termino tendida en el suelo.
—¡Fíjate estúpida! -ella no respondió seguía en el suelo ocultando su rostro de él. —¡Eres una bruta, acaso no ves! ¡Responde! -lentamente Hinata giro el rostro haciendo que su cabello se separara de él, en ese instante Kimimaro se quedó mudo, Hinata había decidido quitarse las gafas y los lentes de contacto, se había maquillado para mejorar su apariencia.
—Lo siento ¿Estas bien?, No quise... ¿No eres de aquí? -ella enejó, él se acercó ofreciéndole su mano, ella lo tomo incorporándose.
—Vivo por aquí, no aquí exactamente, en realidad vivo en el otro vecindario.
—No creo a verte visto antes, lo recordaría. -rio coqueto. —Me presento soy...
—Se quién eres, vamos en la misma escuela solo que en diferente grado.
—¿En serio? No puede ser, no recuerdo verte antes.
—Sí, solo, bueno, no sobresalgo mucho, soy Hinata de segundo grado.
—¿Hablas en serio? Wow, pues debo decir que... no te había visto así, eres muy linda.
—G-gracias, perdón, la verdad estoy un poco nerviosa, siempre te he admirado y bueno... -él la miro con cierto interés, no esperaba que fuera así de hermosa, los lentes ocultaban sus hermosos rasgos y ni que decir de su cuerpo, en ese momento le pareció realmente apetecible, hizo desearla, notando que no había nadie al rededor pensó que era su día de suerte.
—Valla que te habías escondido. -se acercó tomando su mentón con una mano. —Qué te parece si te invito algo.
—Ammm, bueno es que yo...tengo algo que hacer, es un proyecto, tengo que hacer algo en el bosque por allá, como me quedaba de paso pensé primero en venir aquí, p-para verte.
—Valla, valla, así que tengo una admiradora especial, eso sí que no lo sabía, dime Hinata ¿Desde cuándo me observas? -pregunto intrigado usando su voz de seductor, Hinata sonrió por sus adentros, tan fácilmente había mordido el anzuelo.

ESTÁS LEYENDO
LYCORIS O
TerrorCuando el amor obsesivo se dispara, nada parece detenerlo. El sentido común, la farmacoterapia, la terapia electroconpulsiva, los médium, la regresión y la hipnosis fracasan al unísono. Ni magia ni terapia. La adicción afectiva es el peor de...