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—¿Qué más?, ¿Qué más...ah, sí, licenciada en ciencias biomédicas, hija única del magnate Hyuga, tuvo a su bebe hace seis meses, ahmm, asesino a sangre fría a veintiún personas, ¡No voy a leer la lista!, ¡Son demasiados!

—Déjalo así – expreso la otra persona sentada atrás del escritorio quien junto sus manos recargándose en su silla.

—Y bien, ¿Cómo vas? –dijo colocando el expediente sobre el escritorio.

—Mas o menos

—¿Mas o menos? Eso no suena nada profesional, no debiste aceptar la orden, estaba mejor donde estaba, pero no, eres demasiado terco, mírate ahora. Leí el informe de la anterior clínica, no sé por qué convenciste a esos policías y a ese juez, sé que te gustan los retos pero...exageraste. No sé cómo es que tú y ese juez pensaron que sería buena idea.

El pelinegro detrás del escritorio solo sonrió.

—No te rías, pareciera que eres un estudiante, no puedes usarla como tu conejillo de indias...

—Cálmate Kabuto, estas paranoico el dia de hoy. –Menma se sento con la espalda recta tomando su bloc de notas.

—¿Paranoico? Por dios ¡Le rompió la nariz a Shizune!, de verdad que me preocupa tu estancia aquí, no estas siendo nada ético, tomas esto como un simple y vil experimento.

Esa oración hizo que la postura del doctor Menma cambiara mostrándose serio, lo cual no pasó desapercibido por Kabuto.

—Escucha, el que seas mi primo no quiere decir que tengas que hablarme así, ni siquiera porque tu padre sea el director de este hospital, tengo un excelente historial, yo estoy a cargo de ella, no tú, así que te agradecería que no opines.

—Bien, como digas colega, me voy, no te interrumpo más, tengo asuntos que atender.

"Doctor Namikaze, se le solicita en la habitación veinticuatro de inmediato"

—Y al parecer tú también. –salió sin más de su consultorio.

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—¿Qué paso? –entro corriendo a la habitación en donde tres enfermeras y un enfermero sometían a Hinata quien no para de gritar y tambalearse, en la esquina de la habitación estaba otra enfermera cubriéndose el brazo con una sábana, la cual estaba manchada de sangre.

—Tranquila, shsss tranquila, ¡Enfermera páseme el tranquilizante! ¡Rápido!

Tan pronto como la inyecto esta se debilito, vio sudor en las frentes de su equipo, se acercó a la que tenía la sabana mirándole el brazo.

—¿Cómo lo hizo?

—No, no lo sé, solo le acerque su píldora del medio dia y se me abalanzo, uso sus dientes doctor.

—Por favor llévenla a que la revisen, que le hagan una sutura. - lentamente todos salieron excepto el, camino hasta colarse a la orilla de la cama observando todo el desastre alrededor, luego volvió su mirada hacia ella, acerco su mano con suavidad y la poso sobre la frente de Hinata, con ternura le seco el sudor que tenía, luego bajo la mano hasta colocarla en su mejilla. Se quedo un buen rato acariciándola, luego cogió un pañuelo con el que le limpio la sangre que tenía en los labios.

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—Empecemos de nuevo sí, mira estas imágenes, obsérvalas bien, dime que ves, este ejercicio ya los hemos hecho con anterioridad, no están difícil.

Menma extendía entre sus manos algunas pinturas, se le veía tranquilo y confiado pese a la nula participación de la ojiperla, estaba sentado al frente de una mesa, al otro extremo se encontraba ella con las manos sobre la mesa, sus manos estaban sujetas con unas esposas de un material resistente y suave.

LYCORIS ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora