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Te amo.

Cada vez que cerraba los ojos la imagen de ella besándolo aparecía, no podía sacársela de la cabeza, se sintió patético ya que después de que ella le dijera que lo amaba abandono su departamento como alma que lleva el diablo.

En ese momento actuó por actuar, pero ya mas tranquilo, se dio cuenta en lo inmaduro que fue, en todo el día estuvo dando y dando vueltas, preguntándose.

¿Qué sentía por ella?

De nuevo convoco el recuerdo de sus labios sobre el, su voz diciendo su nombre, sus manos acariciándole la espalda, un escalofrió recorrió su cuerpo. Necesitaba hablar con ella.

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Recargo la espalda en la columna por séptima vez, volvió a mirar su reloj, era cuestión de segundos y con eso giro el rostro hacia la puerta donde por fin lo observo. Naruto parecía distraído mientras un hombre caminaba con el, era evidente que Naruto no parecía interesado en lo que fuera que este le dijera.

Ella por su parte de paro derecha, reviso su apariencia y camino a hacia ellos, mas bien hacia el.

—Toda la noche me la pase buscando el bendito medicamento, para que me dijeran que necesitaba receta.

—Ah, si, si, disculpa Gai pero tengo algo que hacer, ¿Me sigues contando mañana? Es que de verdad tengo que...

—Naruto.-la mirada azulina se poso en la chica que estaba frente a el, el señor Gai lo imito. Naruto y Hinata se miraron en absoluto silencio.

—Valla. No te preocupes chico ahora entiendo, mañana nos vemos, no interrumpo, recordé que tengo que ir a... adiós. –Naruto ignoro la sonrisa traviesa del señor Gai porque en ese momento estaba algo intranquilo, Hinata estaba hermosa. Ella siempre estaba hermosa.

—Hola, disculpa por venir pero pensé que quizás debíamos hablar. Espero no interrumpir algo.

—N-no, no interrumpes nada, de hecho iba a... buscarte. –la emoción brillo en los ojos perla de la chica, movio las piernas frotando sus muslos ya que una corriente se instalo entre ellas.

Desde la noche anterior no dejo de frotarse, menos de tocarse, estaba ansiosa de sentirlo, de tenerlo. Lo había soñado demasiadas veces que había perdido la cuenta, esperaba que esta vez no se le escapara.

Iba a tenerlo si o si

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Iba a tenerlo si o si.

Cuando Naruto poso su dulce lengua en su boca había firmado su destino, su destino junto a ella.

—¿Qué te parece si cenamos? –pregunto con las mejillas sonrojadas.

—Ah, si, claro, me encantaría, hay un sitio al que...

—En mi casa.

Naruto no esperaba esa propuesta, se mostro inquieto moviendo las manos entre la correa de su maletín.

LYCORIS ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora