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Recientemente había recibido la noticia de la muerte de su abuela, ahora, en definitiva estaba sola. Su madre a través del teléfono se le escuchaba inmensamente feliz, quien estaba intentando apresurar el asunto de la herencia.

A la ojiperla no le interesaba en absoluto, nunca le intereso y menos en ese momento, menos cuando su mente solo daba vueltas y vueltas sobre Naruto, estaba convencida que el era lo único que quería. Lo único que necesitaba.

No había podido hablar con el desde el asunto del pelinegro. Un asunto menos, se dijo. Después de algunos minutos desidio dejar su comodo lugar en el parque para hacer una compra, mientras elegia entre una variedad de mermeladas escucho al otro lado del pasillo a una chica quejase.

—Te dije que no, ¿No oyes? Déjame o voy a gritar, ¡Que me dejes!

—Se que te gusto. Terminaste con tu novio por mí.

—No es asunto tuyo, siempre nos molestas.-el sonido de un frasco de cristal permitio a la chica safarse y alejarse. —¡Zorra! Todas son iguales.

Hinata seguia detrás del estante con la mano extendida, al final no compro nada, salio de la tienda siguiendo a ese hombre.

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—¡¿Cómo qué de qué?!

—No paso nada, ya te lo dije, solo me pregunto una dirección. –por tercera vez se llevo la mano derecha a la cabeza, estaba cansado y fastidiado.

—¡Mientes! Mientes, tu y esa perra estaban juntos, ¡Yo los vi!- Naruto tomo su chaqueta listo para irse. —¿A dónde vas? –expreso la pelimorada.

—Esto no funciona. He intentado pero es imposible, tienes una toxica forma de ver todo, no puedo salir con nadie y si lo hago soy infiel, lo siento pero no más Yugaoh, no más.

—Habla claro, te vas con una de esas zorras, ¿No es verdad?

—Terminamos, se acabo, adiós. –se giro listo para irse.

—No, no, lo siento, no hablaba en serio Naruto, fue una confusión. ¡Naruto!

Lo detuvo colgándose de su brazo.

—Vamos Naruto, no seas así, solo bromeaba.

—¿Bromeabas? No me ha parecido así, hay que dejar esto por la paz, que seas feliz. –se soltó de sus manos y se marcho.

—¡No me dejes!

Se sintió triste, apagado, simplemente decepcionado, miro a su lado algunas parejas caminaba a su lado, algunos reían otros más se abrazaban, entonces se pregunto ¿Qué estoy haciendo mal?

No podía entender como era que tenia tan mala suerte, sin tener ganas siquiera de ir a su departamento pensó en acudir a algún sitio, quizás un bar, o un antro, un sitio donde pudiera distraerse, mientras seguía caminando quedo enfrente de un antro, sin detenerse a pensar se metió sin más, no tardo en congeniar con una chica con quien intercambio algunos besos y unas sutiles caricias.

No estaba ebrio por lo que estaba consiente de lo que hacía pese a que un amargo sabor en su interior le dictaba que estaba mal. Tomo una copa para calentar su garganta y continuar la avenencia con esa chica. Su compañía quería algo más lo que le hizo replantearse a así mismo.

¿Esto esta bien?

Dio otro sorbo, pago su trago y salió cuando tuvo la oportunidad, se sintió soso aun sin querer ir a su casa, miro su reloj, faltaban quince minutos para las once de la noche, al mirar a la luna pensó en la única persona que no lo juzgaría, tenia bastante tiempo evitándola por Yugaho.

LYCORIS ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora