Un año después
Estaba en una especie de trance mirando la pared, eso le parecía más interesante que la supuesta ventana, la cual era demasiado pequeña que apenas dejaba entrar algo de oxígeno además de luz, aunque eso no importaba ya que las lámparas eléctricas y el aire acordonado solucionaban esos problemas, claramente escucho a alguien abrir la puerta, sabía que era Ino, una de las enfermeras de aquel recinto.
No le tomo importancia, en un tiempo atrás ella aprovechaba cada instante para huir de ese lugar. Saber de la muerte de Naruto le afecto demasiado, deseo morir, pero pensar en su bebe le daba fuerzas para segur, para buscarlo.
Deseaba estar a su lado ya que era el fruto de su amor con Naruto, quería besarlo, abrazarlo y nunca separarse de él. Sabía que no seria fácil, se había frustrado al no lograr huir por lo que decidió emplear otra estrategia, quizás así lograría salir.
—Buenos días, Hinata. –detrás de la enfermera entro el doctor, que como siempre la saludo con una sonrisa, perezosa separo su mirada de la pared para mirar qué le habían traído.
Maravilloso
Escondió su disgusto al mirar la bandeja de alimentos junto a unos vasitos que tenían sus supuestas vitaminas.
—Te ves de mejor ánimo. Eso es grandioso, bueno Hinata, espero que estes lista para hoy, recuerda que debemos continuar con tu sesión, has mostrado un impresionante avance, enfermera por favor.
La enfermera se acercó a Hinata para tomar su temperatura, la ojiperla no se resistió, se dejó checar. Incluso consumió todo lo que le llevaron.
—Bien, vamos a mi consultorio Hinata. -Hinata no se movió lo que no pasó desapercibido. —¿Pasa algo?
—Usted dijo que si colaboraba por diez meses me dejaría ir al jardín, ya han pasado diez meses. –dijo mirándolo directamente, la enfermera guardo sus materiales y salió dejando al doctor.
—Si, lo recuerdo –tomo asiento en un vaquito al lado de la puerta. —Has mostrado una actitud muy buena, ya no riñes, ni siquiera intentas escapar, comes todos tus alimentos...
—¿Entonces? –pregunto con una voz esperanzada, sin embargo Menma negó con la cabeza mirando hacia el suelo. Hinata al ver ese gesto apretó los puños aun así mantuvo su gesto pasivo.
—Ha, te parece bien si lo dejamos para otro momento, el dia de hoy no es nada agradable, esta...
—¿Lloviendo? -Menma la miro notando como sus ojos había comenzado a brillar, se mostraba emocionada, no una emoción deslumbrante, pero si una bastante pasiva pero detectable en ella.
La sabia que no era posible sacarla, a ningún interno se le había sacado fuera del recinto, ni siquiera tenían jardín.
—Usted... ¿Me mintió? –dijo en un tono suave siguiendo con su papel, Hinata no era ingenua, sabía que tenia un arma muy poderosa, una, que si usaba bien sus cartas le traería varios beneficios, más bien, le daría una oportunidad.
Sabía que la miraba más de la cuenta, lo había descubierto cuidando su sueño más de una vez, bastaba oír cómo le hablaba, desde el primer momento en que lo vio supo que lo tenía prendado.
Debía admitir que al inicio no estaba nada feliz con eso, le asqueaba totalmente, y todo empeoro cuando la habían trasladado a ese sitio, donde no tenía la posibilidad de sentir el sol, ni ver el cielo. Para ella eso era reconfortante ya que le recordaba a él.
Naruto es tan cálido como el sol y tan hermoso como el cielo.
A Menma le encantaba que ella lo mirara, tenía unos hermosos ojos que podría mirar sin cansarse, eran su debilidad, ya había pasado el tiempo en el que había mantenido una lucha con el mismo.
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LYCORIS O
HororCuando el amor obsesivo se dispara, nada parece detenerlo. El sentido común, la farmacoterapia, la terapia electroconpulsiva, los médium, la regresión y la hipnosis fracasan al unísono. Ni magia ni terapia. La adicción afectiva es el peor de...