Capítulo 26. | ¿Felicidad o miedo?

812 76 14
                                    

Leah.

Becca acaba de reaccionar y eso ha sido motivo de alegría para todos.

El Doctor Walter parece haber revivido y me siento feliz al ver como vuelve el color a su cara. Nos ha avisado él mismo y está allí dentro con ella desde que despertó.

Le envío un mensaje a Aaron inmediatamente para que se entere de la buena noticia. Desde ayer ha estado muy extraño. Es como si le resultara fastidioso alejarse de mí y se irritara con frecuencia solo porque no estoy a su lado. Se ve muy tierno, pero a la vez me preocupa porque no sé qué es lo qué pasa por su cabeza.

Anoche volvimos a hacer el amor unas dos veces más pero esta vez lo notaba bastante preocupado. Es como si quisiera dejarme dicho algo con cada caricia y cada beso, lo sentía desesperado. Le pregunté que había pasado después del arresto de Miller pero no me quiso comentar nada más.

Suelto un suspiro y me encamino a la habitación en donde está Luke. Hace días que se encuentra en recuperación y no había tenido el chance de verlo. Cuando abro la puerta de la habitación lo encuentro tomando su desayuno con una de las enfermeras.

—Leah, ya necesitaba verte.—Dice él en cuanto me ve.

—Déjalo, Tatiana, yo me encargo.

Tatiana se levanta y me sonríe saliendo de la habitación. Yo tomo su lugar y continuo dándole el desayuno. Él se me queda viendo con una mirada de orgullo y felicidad.

—¿Cómo te sientes? No había podido tener el chance de venir a verte, y no tengo excusa, me salvaste la vida y debería haber estado aquí desde un principio.

Él niega.

—No tienes nada que agradecerme, Leah. No sabes lo bien que me siento al verte viva. Pensé que ese Tiburón iba acabar con los dos.

—Pero ya ves que no, juntos todos somos más fuertes que ellos.—Le aseguro.

—Aaron tiene a la mejor pandilla, Gregory se equivocó creyendo que los Tiburones éramos mejores que los Halcones, ni siquiera llegábamos a ser la mitad de buenos.

Me río.

—Luke, tú me salvaste la vida dos veces. Tú mataste a Gregory antes de que él me disparara y me hiciera caer de aquel acantilado, y ahora interpusiste tu pecho para que la bala no me tocara, no puedes pedirme que no te agradezca. Peyton tenía mucha razón, el único que te hacía ser malo era Gregory, sin él eres una persona increíble.

—Pero eso no quita el tiempo que duré acosándote, Leah. Te vivía asechando, intimidando, y les hice mucho daño a ti y a tu familia cumpliendo las órdenes de Gregory. De igual manera contribuí a la infelicidad de Peyton ayudando a mi hermano en sus caprichos. Nadie más que yo sabe todo lo que sufrió ella a su lado y aún así no la apoyé cuando debía.

Suspiro.

—Y eso nunca ha hecho que ella te pierda el cariño que te tiene. Créeme, no ha venido a verte porque Aaron se lo ha prohibido porque no quería que se involucrara en esto y alguno de los Tiburones la reconociera y fuera contra ella, pero desde el inicio ha deseado verte.

A él se le humedecen los ojos.

—Yo vi como Gregory la maltrataba, la usaba y la utilizaba a su antojo. Vi como lloró lágrimas de dolor cuando perdió a su hijo, y vi cuanto deseaba salir de esa vida de mierda y nunca hice nada para detener aquello.

—No podías, Gregory te hubiera matado sin pensarlo dos veces. No te culpes por el pasado, estoy segura que Peyton lo ha olvidado y está contenta de que estés bien. Ahora lo importante es que te recuperes porque tienes una pandilla a la cual dirigir.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora