Capítulo 05. |Bien despierta.

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Leah.

Me había despertado mucho mejor el día de hoy. Ya la fiebre se había ido por completo junto con los escalofríos horribles. Me sentía un poco más animada y todo gracias a mi hombre favorito. Aaron cuida de mí de una manera que me puso realmente nostálgica y no pude evitar llorar. Así que decidí levantarme temprano y hacerle un rico desayuno antes de que se marche a la empresa en donde ayudará a Guzmán con la remodelación de su propia oficina, se llevará tremenda sorpresa cuando se entere.

Bajo hacia la cocina y empiezo a preparar el desayuno antes de irme a la academia. Hoy tengo un día bastante largo, y es un alivio sentirme bien de salud porque la verdad no podía darme el lujo de tomarme un día más de descanso. Cuando llevo el desayuno casi terminado escucho la regadera del baño y entiendo que Aaron ha despertado. Recuerdo la noche anterior y se me estruja el corazón. No se que haría sin él. Es decir, es el hombre que me enloquece de todas las formas existentes, que me hace más fuerte cada día y sin duda he aprendido cosas para la vida con Aaron a mí lado. Pero de igual manera es la única persona que me vuelve débil en un abrir y cerrar de ojos. Verlo cuidarme y preocuparse por mí es la cosa más impresionante. De verdad me ama, y es una locura, porque somos tan distintos en todos los sentidos y aun así nos necesitamos para sobrevivir.

Al rato lo veo bajar las escaleras totalmente vestido y perfumado. Sonrío al instante y me quedo embobada viendo al hombre con el que me acuesto todas las noches. ¡Dios mío!, es un bombonazo. El se ríe porque sabe que estoy soñando despierta con su cuerpo.

—¿Ya terminaste de mirar?—Pregunta divertido acercándose para darme un dulce beso en los labios.

Me abrazo a él y lo miro ahora un poquito más de cerca.

—Eres un engreído. Estás consciente de tus encantos y te burlas de mí.

Él ríe.

—La que parece que no está consciente de los encantos que posee eres tú. Me encantas un poquito más todos los días. No puedo quejarme. Hasta desayuno me haces. —Dice contento sentándose en la mesa frente a su desayuno.

Me recargo en la encimera de la cocina y lo observo.

—Te pusiste muy guapo para solo ir a remodelar una oficina. —Le digo mordiéndome el labio inferior.

—No es cierto, estoy igual que siempre. —Responde sonriente. —¿Vas a trabajar? ¿Te sientes mejor?

Asentí recibiendo un pedazo de piña que me ofrece.

—Me siento mucho mejor. No puedo dejar a Hailey sola con las responsabilidades un día más. ¿Estás contento con ir a remodelar la oficina o te he molestado con esa idea tonta? — Le pregunto curiosa.

—Por supuesto que no. Me gusta mucho la idea. Lo haré como si fuera para mí. De verdad, estoy emocionado. —Responde con sinceridad.

Si el supiera. Sonrío y busco las llaves de mi auto y mi chaqueta para irme al trabajo, y me acerco a él para darle un beso de despedida. Me mira y me sonríe besándome de pico.

—Que tengas un buen día Chaparra. Nos vemos más tarde. Te amo.

Le guiño el ojo y salgo del departamento rumbo a la academia. Como siempre, me encuentro el vaivén de los estudiantes rumbo a sus clases encontrándome con la mirada de algunos que se quedan embobados. Río en mi interior y recuerdo que todo esto es por tener el dinero de Jojo. Me acerco a recepción en el mostrador donde se encuentra Elena con su sonrisa natural de siempre.

—Buen día, Leah. ¿Te encuentras mejor? Ayer me comentó Hailey que te encontrabas un poco enferma.

—Sí, ya estoy mejor. Nada que el cuidado de Aaron no pueda resolver.—Digo como una niña enamorada.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora