Capítulo 09.|Miedo a no ser el único y el último.

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📍Hawái.

Leah.

El murmullo de las personas yendo de un lado al otro en la recepción del hotel, y la rica sensación de saber que estamos a unos pasos del mar hacen que mi cuerpo libere una gran cantidad de hormonas que producen felicidad.

¡Estoy finalmente de vacaciones!

El hotel era totalmente una maravilla y nos encontrábamos registrándonos para subir a nuestras habitaciones. Estos días han sido un vaivén de mucho trabajo. Todos sin excepción, hemos intentado dejar todo en orden antes de subirnos al avión para no encontrarnos con más trabajo y más sorpresas a la hora de regresar a casa. En mi caso, eso no me va quitado ningún tipo de estrés ya que mi celular no deja de sonar recibiendo llamadas de todo el equipo que se ha quedado a cargo mientras Hailey y yo estamos de vacaciones.

Observo a Aaron que se encuentra firmando para la entrega de nuestras habitaciones y pienso en su actitud estos últimos días. Ha estado verdaderamente como en otro mundo, pensando demasiado las cosas y sé exactamente qué todo está relacionado con Ellen y el diario de su madre. Me siento culpable, tanto que no logro controlar la ansiedad que me causa cada vez que lo veo torturarse intentado adivinar qué ocurrió entre su madre y Ellen en aquel entonces.

La realidad es que no puedo dormir por las noches, tengo mucha culpa y me acuso mentalmente de haberle extraído esas páginas al diario de Amelia, de haberme entrometido en la decisión de Ellen de contarle la verdad y de intentar seguir ocultándoselo como lo desea Alexander.

Estoy perdida. Habíamos prometido no más secretos y yo estoy rompiendo esa promesa tan fuerte. Los secretos han sido el detonante de todas nuestras separaciones pasadas, y tengo claro que Aaron los detesta después de aquella vez que terminamos y creíamos que nunca más íbamos a volver a estar juntos. Soy una egoísta, lo sé porque solo estoy pensando en mí, en que voy a perderlo cuando se entere que ya lo sabía, solo pensando en mí dolor y no en su preocupación y en su agonía de saber la verdad. No lo merezco, y sé que tarde o temprano la vida me pasará factura por guardar este secreto. Tengo por seguro que el precio a pagar es perder a Aaron, y esta vez si para siempre.

De lejos, veo cómo voltea a verme y me guiña el ojo de una manera tan bonita que se me encoge el pecho. Hemos pasado por tanto y parece ser que nunca estaremos libres de cosas que se deban ocultar. Me encuentro tomándome una copa de champán que nos dieron al entrar, y creo que al no haber desayunado lo suficientemente bien, estoy ya sintiendo el alcohol en mi cabeza. Doy la media vuelta dejando la copa en uno de los mostradores del lobby y me pego de bruces con el cuerpo de otra persona.

—¡Ay, lo siento!—Me disculpo al instante.

Es un hombre, que me tiene sujeta de hombros para que no caiga al suelo como una ridícula. Él me sonríe y puedo decir que es una sonrisa preciosa. Me he quedado petrificada mirándolo que puedo describir como se le marcan esos hoyuelos en las esquinas de sus mejillas haciéndolo un poco más deseable.

—No pasa nada, descuida. Yo también iba un poco distraído. —Me responde. —¿Ha sido la champagne?—Comenta gracioso.

Su voz bastante masculina y presentable me hizo salir de mi insomnio repentino. Le sonrío devolviéndole el gesto y logro separarme de su agarre.

Me río.

—Creo que sí. No estoy acostumbrada a tomar alcohol tan temprano.

Se peina su cabello que parece tener una suavidad exquisita. ¿Qué tipo de shampoo usará? Me golpeo mentalmente por estar pensando estupideces.

—Lo entiendo. Disculpa, que grosero de mi parte. Noah Donovan, un placer. —Me dice extendiéndome su mano.

Noah. Que bonito nombre.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora