Capítulo 38. |Desaparecido.

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Leah.

—¿Estuvo aquí anoche, verdad?—Le pregunto a Alice que se encuentra sentada justo a mi lado.

Había despertado luego de haber dormido realmente como si hubiera estado en coma. Me sentía descansada aunque el dolor de cabeza aún seguía palpitándome de vez en cuando.

Una sensación extraña me había albergado toda la noche y al despertar era como si aún estuviera aquí conmigo. Algo me dice que Aaron estuvo aquí, en la habitación, y aunque pueda ser solo una suposición, mi cuerpo no me engaña.

Alice asiente con una sonrisa.

—Entró cuando estabas dormida, creyó que nadie se daría cuenta.

Bajo la mirada sintiendo algo de felicidad en mi interior.

—Supongo que ya se ha marchado.

—Se fue hace poquito, él, Travis y Alexander se fueron a la mansión ayudar a los policías.—Suspira y una sonrisa agradable se forma en sus labios.—No he tenido chance de decirte lo contenta que me hace saber que voy a ser tía. Aaron se pondrá como loco, debes contárselo Leah.

—Lo sé, y voy a hacerlo, de verdad. Solo quiero que me de el chance de que lo haga.

—Estoy segura que después de tu incidente lo va hacer. Ha estado muy preocupado, y sé que está tratando de mover cielo y tierra para encontrar a Rick.

Suspiro.

—Tuve mucho miedo, Alice, pensé que iba a perder a mi bebé.—Me empiezo a sentir mal.—Desde que me enteré de mi embarazo no mostré el mínimo amor por el, y cuando sentí que podía perderlo me sentí culpable.

—Hey, tranquila, el pequeñín sigue con nosotros y eso es todo lo que importa. Has sido muy valiente Leah, un golpe en el vientre al poco tiempo que tienes de embarazo es mortal.

Asiento con los ojos húmedos.

—Es un Walter, es fuerte como su padre.

Ella sonríe orgullosa.

—¡Te juro que no puedo esperar para tenerlo en mis brazos!—Dice con emoción.—Antes de que llegaras a la vida de Aaron pensé que él nunca tendría hijos, al menos que embarazara a la zorra de Vanessa, pero confiaba en que siempre usaba protección.

Hago una mueca de incomodidad.

—Por favor, Alice, no quiero hablar del pasado sexual de Aaron.—Digo sintiendo como se me contrae el pecho.—No puedo negar que tengo miedo de que Sydney se gane su corazón ahora que ambos estamos pasando por esta racha.

Ella niega segura.

—Por supuesto que no, y si pasa primero te ayudo a cortarle el pene a mi hermano para que no funcione con nadie más.

Ahora si suelto una carcajada.

—Supongo que Matt tiene que andarse con cuidado, tienes pensamientos muy psicópatas, amiga.

La verdad que reírme un rato me hacía bien, ya que todo lo que pasó la noche anterior no fue para nada algo sencillo de asimilar.

—Por cierto, hay alguien que quiere verte. Anoche llegó algo tarde a la clínica pero no pudo verte porque ya estabas dormida.

Frunzo el ceño.

—¿Quién es?

Ella se pone de pie y sale de la habitación volviendo segundos después con Darren a su lado.

Mis ojos lo miran con sorpresa.

—¿Darren?

Él corre hacia mi lado y me abraza fuertemente soltando varias lágrimas a su paso.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora