Mi Liberación #3

Capítulo 21. | Problemas y promesas.

Aaron.

No pude dormir nada en toda la jodida noche. La sensación vacía de no tenerla a mi lado me consumía y no podía conciliar el sueño por más cansado que estuviera. Me mantuve dando vueltas por la habitación por largas horas con las ganas de abrir la puerta y meterla en nuestra cama, pero me contuve, la incomodidad de saber que se besó con Alexander son más fuertes ahora mismo que mis ganas de tenerla debajo de mí.

Cuando el sol salió solo había dormido una hora y algo y tenía que ir a la oficina porque ya no podía seguir ausentándome tanto. Le envié un mensaje a Guzmán explicándole lo ocurrido ayer en la boda de mi padre y con todo el cariño del mundo me permitió llegar un poco más tarde para poder pasar por la clínica primero.

Papá no está bien y me rompe de todas las maneras posibles verlo pasar por esto una vez más. Con mamá sufrió tanto que pensé que nunca se recuperaría de su muerte. Vivía con ella en la clínica cada que tenían que ir a hacerle algún chequeo, alguna quimioterapia, o algún tipo de procedimiento por su enfermedad, era su médico a cargo de no dejarla morir y a la vez su esposo que sufría con cada uno de los resultados que arrojaban los estudios. Lo vi llorar, quejarse con Dios y con la vida, romper todo a su alrededor y encerrarse por mucho tiempo dentro de una burbuja de depresión que lo estaba consumiendo. Intentó seguir aunque no tenía fuerzas para hacerlo por Alice y por mí y ahora cuando por fin, después de tanto tiempo solo encontró a una persona que lo complementaba como mamá lo hacía, pasa esto.

Rick Peterson es el mal que hay que cortar de raíz.

Nunca me imaginé que se escaparía de la cárcel y se aparecería el día de la boda de mi padre. Estoy consciente que a quien quería matar era a papá, pero Becca se interpuso para que no lo lastimaran. Lo ama, y mi padre está perdiendo una vez más al amor de su vida. El sentimiento de verlo otra vez destruído me tortura y todo lo que Rick dijo en la iglesia me resuena como un eco en la cabeza.

Está totalmente lleno de odio, rencor y errores del pasado que no logro comprender. Su odio hacia mi padre es algo que nunca he podido aclarar, en cuanto al odio hacia Ellen y Alexander lo entendí hace poco: Ellen le había sido infiel con alguien más y Alexander fue fruto de aquello. Supongo que nunca ha podido perdonarla por aquello, y las agresiones tanto físicas como psicológicas hacia Alexander es porque es fruto de esa traición.

Mi familia y la de Alexander parece tener serios problemas que yo no me había percatado nunca.

Le envío un mensaje a Murray y a los gemelos para que realicen el encargo que habíamos acordado la noche del atentado contra Leah y contra mí, un asunto que tengo que resolver hoy mismo.

Me doy una ducha y me visto con prisa, el día de hoy tengo bastante cosas que hacer y siento que voy demasiado tarde a todo. Tomo la chaqueta del traje y me la llevo en los brazos para bajar las escaleras. Cuando camino por el pasillo me detengo unos pasos de la escalera y observo la puerta de la habitación de huéspedes. El departamento es pequeño y solo cuenta con dos habitaciones, la de huéspedes muy pocas veces se utiliza, como la noche anterior. Suelto un suspiro y me acerco despacio viendo que se encuentra a medio abrir. La abro despacio y veo que la cama se encuentra perfectamente ordenada y todo está en silencio, no hay rastros de Leah por ningún lado.

Frunzo el ceño y siento como el corazón empieza a latirme fuertemente. ¿Y si se fue anoche y no me percaté de ello? ¿Y si no durmió aquí y se fue a la mansión? Me empiezo a sentir mal al instante y busco mi celular entre los bolsillos de mi pantalón y marco el número de la academia. Veo el reloj en la pared y apenas son las siete y veinte de la mañana, si se fue a la academia no entiendo porqué lo hizo tan temprano.

—Jojo's Academy. ¿En qué puedo ayudarle?—Responde Elena al teléfono.

—Elena, soy Aaron. ¿Cómo estás? ¿Leah está en la academia?—Pregunto al instante.