Capítulo 55. |Los culpables debían caer.

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Aaron.

Las llamas consumían aquel auto en el que Vanessa había sido arrastrada y calcinada.

La escena que se expandía frente a mí era de terror.

Los policías y los bomberos llegaron tiempo después, apagando el fuego y llevándose el cuerpo de Vanessa, o lo que quedó de el.

Volteo a ver a Drew que tiene una cara sin expresión alguna.

—Quisiera decir que lo lamento, pero no puedo.

Drew levanta la mirada hacia mí.

—De todas maneras la hubiera matado yo.

Aterrizamos la noche de ayer en California, y hoy en la mañana Leah había llegado a la academia a darle la sorpresa a las chicas, y yo me dirigí a la empresa, cuando Ethan me llama contándome lo sucedido; habían intentado atropellar a Leah. Intenté salir de prisa pero en el camino me llamó Drew diciéndome que Vanessa había sido la responsable, y que el auto en el que intentaba huir se prendió en fuego.

Tuve que venir aquí primero.

Le doy la espalda a la escena que se reproduce en nuestras narices.

—Necesito ir a ver a Leah, Ethan me dijo que se asustó bastante.

Él asiente.

—Antes, me gustaría mostrarte algo.—Saca su celular del bolsillo y me pide que me acerque.—Logré capturar la placa del vehículo mientras Vanessa conducía.—Me dice y frunzo el ceño cuando me enseña la foto.—Yo conocía ese auto, y no me equivoqué cuando se lo envié a Murray, él me lo confirmó.

Sigo viendo la foto y a mí también me parece conocido.

—¿No es ese auto propiedad de Said Cohen?—Pregunto confundido.

Drew asiente.

—Era el auto que usaba Murray cuando era chofer de Sydney.—Me dice y yo levanto la mirada hacia él totalmente petrificado.—Sí, Aaron, es eso que estás pensando. Vanessa no estaba sola en esto, Sydney la ayudó facilitándole el auto.

No debía ni siquiera sorprenderme, pero la maldad de Sydney estaba llegando a límites muy altos. De Vanessa no me sorprendía, ella era así y así fue hasta que terminó como pasó ahora mismo, pero Sydney ha llegado bastante lejos.

Un fuerte dolor de cabeza empieza atormentarme.

—¡Maldición!—Grito por lo bajo sintiendo como se me calienta el cuerpo.—Vámonos a la academia.

El montón de gente que se encuentra rodeando el bosque y las calles nos hacen difícil la salida, todos viendo el espectáculo de un auto en llamas con una persona calcinada. Nunca pensé que Vanessa terminaría así, con una bala en la cabeza de mi parte, quizás sí, pero de esta manera, ha sido muy inesperado.

El barullo de las personas comentando y analizando la situación mientras los bomberos y los policías hacen su trabajo es lo único que se escucha por todas las esquinas.

—Pobre mujer, morir así es una de las peores maneras de irse al otro mundo.—Murmura una señora cuando paso por su lado.

No es que no tenga corazón, pero la verdad es que no siento remordimiento alguno, porque de no ser así yo la habría matado primero, y al menos siento que no me tuve que ensuciar las manos, la muy perra no entendió cuando se le hacía una amenaza, y esto no es de ahora, es de hace mucho tiempo cuando aún sabiendo que podía arrancarle el cuello se metió con Leah aquella vez y ahora otra vez. Me subestimó, y actuar a favor de lastimar a Leah otra vez le salió bastante caro.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora