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Brock

Llegamos Isis y yo a casa de mi mamá a las 8 de la noche. Sé que Cole está escondido por ahí para que Isis no lo vea. Le explico a mi mamá que a las nueve, Isis debe estar en la cama y yo estaré aquí en la mañana para llevarla al colegio. Mamá me pide que no me preocupe y que me cuide y me despido de ella y de mi hija. Mamá se lleva a Isis a su habitación, inventándole que quiere mostrarle algo. Cole, que lo ha estado escuchando todo, aparece cuando sabe que mi hija no puede verlo y sale de donde estuvo escondido. Toma mi mano, feliz —está feliz porque simple y sencillamente, él es así— y corremos a la puerta de la cocina para salir a la cochera, donde tiene estacionado Su Geely CK. Antes de comprarlo, habló con mamá ya que la casa es de ella y necesitaba saber cómo le explicarían a Isis la presencia de un auto. Mamá le dijo que no se preocupara de nada, que ocupara la cochera ya que esa casa es tan de él como de ella y a Isis le mintió cuando ella preguntó de quién era el auto, diciéndole que arrendaba la cochera a una vecina. Eso fue hace cuatro años y mi hija aún no sabe que el auto es de mi mejor amigo. Ni siquiera sabe que tengo un mejor amigo. Mucho menos sabe que él vive con mi mamá.

—Nunca había oído del ClubLarson —digo, ya estamos en la avenida, con las ventanillas abajo porque somos simples mortales que no pueden pagar aire acondicionado.

—Hay varios, pero no había en esta ciudad hasta hoy, que es la inauguración. Por lo que averigüé, el nombre es bastante codiciado. Te harás mucho dinero, bebé.

Eso espero, tal vez así me alcance para reparar mi auto y para el celular de Isis.

Cole me sugiere que escriba en internet el nombre del club, para que me entere de quién es el dueño. Mientras busco en mi celular, oigo la opinión de mi amigo hacia el dueño: Que es sexi, que es joven, que es guapo, que es humilde, que es para follarlo, que es simpático.

—No jodas... —gimo, mirando las fotos del dueño del club, bueno, de este al que vamos y de todos los otros a lo largo del país. Según internet son 13—. ¡Es el tipo al que le arrojé la moto!

—¿Qué hiciste qué?

—No estará en el club, ¿o sí?

—Es su inauguración, yo creo que sí. ¿Conoces a ese bombón?

—Es un grosero de mierda.

—¡Y qué! Cógetelo igual. Has estado con bonitos peores.

No le hago caso. Todo lo que tengo en la cabeza esta noche es ganar dinero trabajando. Amo el dinero. Me encanta que llegue a mí en grandes cantidades y no existe mejor satisfacción que conseguirlo con mi esfuerzo.

El ClubLarson es una monstruosidad en tamaño. No es lo que uno se imagina cuando oye la palabra Club. Hay una barbaridad de autos estacionados que Cole tiene que rodear la manzana buscando un espacio. Empiezo a inquietarme, soy una persona que si sale, debe ser en auto y siempre dejarlo estacionado bien cerca del establecimiento al que voy, en caso de tener que volver corriendo.

—Aquí —dice Cole metiéndose en un espacio, nos va a tocar caminar hasta el club. Seguramente percibe mi miedo, porque en medio del procedimiento para bajarse se detiene para mirarme—. Tranquila, yo te cargo si es necesario. En todo caso te puedo sentar en una silla del bar y te recuestas en la mesa.

Hago un movimiento afirmativo con la cabeza.

Caminamos al club, yo voy sobre tacones y en minifalda porque sí o sí me iré a casa con un dineral. Cole se vistió fiel a su estilo: pantalón de un color neutro, una camisa de rombos dorados y negro y zapatos de vestir. Ni siquiera se maquilló, ya que su tarea esta noche solo es acompañarme. Dejo que mi mejor amigo se encargue de avisar que soy camarera para esta noche y él debe entrar porque es mi acompañante, lo veo mostrar su identificación donde queda explicado por qué necesito un acompañante y nos dejan pasar. Cole me acompaña mientras me explican qué debo hacer esta noche, dónde están las bandejas, etc. Solo muevo la cabeza, no es mi primer trabajo de camarera. Cuando ya tengo que empezar a moverme entre las mesas, Cole me avisa en qué mesa estará, para que yo llegue ahí en caso de necesitarlo.

Tomo una bandeja y empiezo a trabajar.

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Sol en invierno - Pronto se irá a BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora