Sol en invierno - Pronto se irá a BORRADOR

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Brock｡

Cole ya no está enojado por mi inocente patada. Me pasa dos cajas de condones, me dice cuánto dinero le debo. A ver, no soy sexualmente activa, mmm... uno o dos hombres por mes, a lo mucho. A veces hay meses en que no salgo con nadie. Independiente de cómo vayan mis ganas de coger, siempre tengo de mis condones favoritos en mi bolso, así el hombre no puede usar la excusa de <<¿No podemos hacerlo sin condón? es que no traje ninguno. Pero...>> Me vale un carajo lo que diga después del "pero" es con condón o nos vestimos y cada uno vuelve a su casa.

El timbre de la casa vuelve a sonar. Cole sale al vestíbulo para abrir mientras yo recojo la charola de plata. Ahora que miro la taza, recuerdo que Mats abordó el asunto del beso. Nos devoramos en la calle, nuestros cuerpos se encendieron y el de él reaccionó en ciertas partes. Fue exquisito sentir eso. Luego me preguntó qué significó el beso para mí. Bueno pues, es obvio, los dos nos tenemos ganas. Pero Mats no es para una noche porque a él lo veo a diario y mi política es perder absoluto contacto con los hombres con los que me acuesto. Y todavía necesito que me cuiden a Isis así que no, no caeré en la tentación con Mats.

Escucho a Cole exclamar con alegría <<¡Perras!>> A su "saludo", dos chicas contestan con exclamaciones de celebración.

—¡Cole! —festeja Thais.

—¡Amiga, trajimos alcohol! Sabemos que eres pobre —me avisa Victoria desde la puerta principal.

No soy pobre. Tengo un salario básico y una niña a la que darle de comer y pagarle el colegio y cuentas que pagar, y si algo me sobra, no lo gastaré en alcohol ni mucho menos para compartirlo. ¡Eso sería un dineral!

Los cuatro bebemos y comemos en la cocina mientras hablamos de mi cita con Dante y "lo famosa" que soy en el internet. El mismo video que Mats me mostró, resulta que ya todos lo vieron. Les cuento lo que Dante hizo, lo mismo que le conté a Mats, las chicas se ríen, Victoria me pregunta si lloré. <<No, no lloré>> contesto. Estas chicas me caen bien, son amigas de Cole y a él lo conozco del colegio, pero a estas dos las conozco hace un par de meses y no les tengo tanta confianza como para hablar de mis sentimientos, y decirle que Dante me hizo llorar, es hablar de sentimientos. Obvio que ni siquiera menciono a Mats ni su papel en mi venganza. No quiero que las señoritas sepan de la existencia de Mats, podrían darle más importancia de la que realmente tiene. Cole lo sabe, por eso nunca lo menciona delante de ellas.

Thais y Victoria hablan de que deberían publicar mis redes sociales en alguno de los comentarios para "hacerme más famosa". Me niego y les digo que, si mi Instagram se hace público, sabré que fue una de ellas.

La reunión se alarga hasta medianoche cuando les pido que se vayan porque quiero dormir.

—¿Quién se duerme temprano un viernes? —se queja Thais.

—Yo. Vamos, chicas fuera de mi casa —las animo con aplausos, incluso—. Llévense todo el alcohol que sobró, que mi hija no lo vea cuando vuelva.

Finalmente me quedo sola con Cole. Nunca es fácil sacarlas. Generalmente esta tarea nos toca hacerlo en la madrugada o a la mañana siguiente, pero hoy quiero descansar, porque el sábado en la noche Cole y yo tenemos otra fiesta.

Mientras mi amigo se da una ducha, yo limpio mi cocina, luego hago un recorrido buscando algo que no esté luciendo simétrico o esponjado, para corregirlo, y finalmente me doy una ducha. Me despido de Cole mientras se mete al dormitorio de Isis y me voy a mi cama. Le mando un mensaje a mi mamá preguntándole cómo va todo, da igual si me contesta ahora o en la mañana, sé que la respuesta será breve sin mucha información. Si hubiera pasado algo de lo que deba enterarme, me habría llamado en ese mismo momento. Mientras espero a ver si me contesta, indago en mi teléfono. Tengo mensajes que no me interesa contestar, me entretengo eliminándolos. Uno de los mensajes que voy a eliminar tiene como foto de perfil a un hombre mostrando el perfil de su tórax donde lleva un tatuaje de, creo que esa ordinaries es un rosario, que rodea la tetilla y termina en la cadera. Demasiado desnudo para un tatuaje tan insignificante y aburrido. Pero entonces recuerdo que tengo una foto de uno de los cientos tatuajes de Mats. La busco en mi galería. Ahí está, la tortuga más pequeña del mundo, de un tamaño similar a la uña de mi pulgar. No es verde, ajá, es Xanadú, lo tendré en cuenta, pero, si veo este color en una tienda, preguntaré el precio del objeto verde.