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Brock。

No tengo traumas. He vivido experiencias horripilantes, cosas que no le desearía a nadie. He vivido en el infierno. Y sobreviví. No me arrepiento de las decisiones que una vez tomé y me condenaron a una vida de violencia, de la cual logré escapar. Por las noches duermo plácidamente, no me cuesta sonreír y ser feliz, no odio a nadie, porque no tengo traumas. Pero mi cuerpo recuerda, y reacciona de forma automática cuando se siente atacado, para protegerse, y luego empieza a temblar y mi corazón se detiene, me cuesta respirar y mi cerebro no quiere escuchar razones cuando le digo que todo está bien, que ya no corro peligro.

No quiero ver lo que Mats le está haciendo a ese delincuente. Sé que se lo tiene merecido, pero la violencia física evoca recuerdos traumáticos.

Hace nueve años yo era una muchacha ignorante, cobarde y de poco carácter. Era una versión que, mi actual yo, podría dejar callada con una sola mirada. Y esa muchacha estúpida, conoció a un enfermo. Quiero creer y lo hago, que, ni aunque hubiera sido más inteligente habría sabido que estaba ante un enfermo.

Él no bebía alcohol, no consumía drogas, ni siquiera fumaba. No tenía malos amigos. Eran adolescentes que hablaban del juego de futbol que tuvieron la tarde anterior y sobre algún programa de comedia que les dio mucha risa. Él no tenía problemas familiares, solo tenía una madre estricta, jodida con órdenes absurdas y algo gritona, pero, era una madre que lo amaba y se lo demostraba. Él, ese demonio, Maddox, no tenía excusa para justificar su comportamiento.

Él era enfermo de nacimiento, esa es toda la explicación a su conducta. De él me estoy acordando mientras oigo los puños de Mats moler la cara del delincuente que me dejó doliendo la cabeza con el jalón de pelo y me hirió las orejas.

Mi primer encuentro con Maddox no fue una historia romántica o interesante de contar. <<Nos conocimos en el colegio>> contestábamos cuando nos preguntaban. Las semanas pasaban, estábamos felices. Me gustaba verlo de casualidad en los descansos y a veces me paseaba por los lugares donde sabía que me miraría.

No sé cuándo me di cuenta que ya no quería estar con él, pero fue bien pronto, no más de dos meses después. Ni siquiera recuerdo qué tipo de problemas teníamos, solo sé que estaba cansada de él, aburrida de él y muchas veces decidí terminar lo nuestro. Las primeras veces él me decía que lo aceptaba, y me preguntaba si podíamos seguir siendo amigos. Cuando yo le contestaba que sí, él me pedía que nos siguiéramos viendo en los descansos porque no tenía amigos (mentira, tenía amigos varones, y damas que me hacían bullyn y él no me dejaba defenderme porque <<no quiero perder su amistad>>). Yo no creía que ser su amiga supondría ningún problema así que terminaba aceptando.

Al terminar las clases él me estaba esperando afuera y me pedía que nos fuéramos juntos, como amigos. Yo aceptaba porque los amigos pueden caminar juntos a casa. Sin darme cuenta pasábamos todo el tiempo juntos, como cuando estábamos saliendo. Sin darme cuenta, volvíamos a ser una pareja y cuando él me robaba un beso y me hacía reír, no me daba cuenta que había caído en su trampa otra vez, estaba desconcentrada riéndome. Muchas otras veces quise terminar lo nuestro. Ya no lo quería, el sexo era asqueroso, aburrido, triste, no sabíamos hacerlo y él me daba asco y vergüenza ajena, cada vez estaba más harta de él y cuando le decía que debíamos terminar, él era capaz de retenerme en la calle hasta cuatro horas convenciéndome que no lo dejara. Cuando me hacía a un lado para irme él se me ponía por delante agarrándome los brazos y haciéndome gritarle que me dejara ir. Siempre terminaba gritando y atrayendo la atención de todos mientras él parecía nada importarle más que seguir volviéndome loca. Me decía que si íbamos a terminar, tenía que ir a su casa a buscar todas las cosas que le había regalado. Obviamente no le hacía caso e intentaba escapar de él, pero volvía a ponerse delante de mí y me agarraba por los brazos. Creo que eso es por lo que reacciono mal cuando alguien intenta detenerme en contra de mi voluntad.

Sol en invierno - Pronto se irá a BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora