Salgo a buscar a James a las nueve treinta de la noche. Tengo pensado llamarlo a su celular si no lo encuentro. No está en el gimnasio, no está en la piscina, no está con Mats, no está en la cocina. Levanto mi celular, entonces lo veo entrar por la puerta principal.
—Te estaba buscando —le digo bloqueando el aparato.
—¿Qué necesitas? —pregunta, serio, avanzando hacia mí.
—¿Cómo alguien puede estar enojado después del sexo? —En la tenue luz de la noche puedo ver cómo se le dilatan las pupilas. Lo sé, a los hombres les prende cuando una mujer dice "sexo". Mi error.
—¿Cómo sabes...?
—¿Cómo sé que estuviste con una mujer? —pregunto para interrumpirlo, es fundamental que ninguno de los dos use la palabra "sexo". Los hombres son de mente básica, esa palabra les da señales equivocadas—. Tienes labial en el cuello.
—Pudo haber sido un beso —insiste James, quiere, necesita entrar en detalles en esta conversación, a ellos eso les gusta, aunque no lo sepan.
—Tú no pagarías solo por un beso —contesto. Lo agarro de la corbata y tiro de él, como si fuera la correa de mi perro—. Ven, te horneé un pastel.
—Agh, te dije que no como pastel.
—Y yo te dije ven.
Al salir de la casa y antes de llegar a la piscina, hay una terraza donde de antemano puse platos, el pastel que horneé y copas con agua.
—Es de zanahorias con banana y harina de avena integral. Tiene 70% cacao, canela y está endulzado con miel —se lo presento. James se ríe en voz baja, ya se dio cuenta que es un pastel saludable, no va a engordar.
—Es un precioso regalo —me dice con ojos brillantes.
Suspiro, aliviada, sacando un encendedor del bolsillo.
—No se compara con el que te dio la mujer que te dejó ese beso en el cuello —enciendo una vela con el número 27—, pero por este no tuviste que pagar y está hecho con amor.
—No puedo contradecirte —confiesa James mientras estoy levantando el pastel para acercárselo.
—Pide un deseo —le recuerdo.
—Debes cantar —me molesta.
—¿Sin una gota de alcohol en el cuerpo? Agradece que esta noche estoy sonriendo.
—Gracias —me dice mirándome a los ojos. Se inclina y sopla la vela.
—¿Pediste un deseo?
—Mis deseos los cumplo yo.
Pongo los ojos en blanco. Dejo el pastel en la mesa y empiezo a cortarlo. A James le doy un cuarto del pastel, porque me encanta molestarlo y yo me sirvo un trozo moderado.
—¿Qué te hace feliz? —le pregunto luego de que me puso mala cara y lo ignoré. He vivido mucho tiempo junto a James y no sé nada de él. No fue hasta el mes pasado que supe que tenía padres.
—Muchos ceros después de la coma —contesta, clavando el tenedor en el pastel.
—Algo más debe hacerte feliz, no solo el dinero.
—No, Brock. Solo el dinero me hace feliz.
—Eso debes decírtelo a ti, para que puedas moverte y avanzar, pero a mí puedes decirme la verdad.
—Esa es la verdad. Trabajo solo por amor al dinero. A los 30 años me retiraré, buscaré a una mujer, me casaré, compraré una casa, viajaremos por el mundo... esa será mi nueva felicidad. Hasta que ese futuro no exista, mi felicidad es el dinero.
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Sol en invierno - Pronto se irá a BORRADOR
Romance✨-No es para nada un Sol en invierno, ella es un sol y punto, intenso, ardiente y necesario✨ 🏆 GANADORA en los premios Submarino 2K23 // MEJOR ESCRITA categoría Romance (19/07/2023) -☆ Ella y su hija están traumadas con los hombres. -☆ Él es la d...