Mats。
Las señoritas van sentadas en la parte de atrás de mi auto, yo soy como el chofer. No las acompaño, solo las llevo. No me molesta, no pido que Isis me acepte en su vida con tanta facilidad, si lo hace, creeré que le daría la bienvenida a cualquier hombre y eso me fastidiaría.
Antes, cuando Brock abrió la puerta del copiloto, Isis, con toda su ingenuidad le preguntó <<¿No vamos a sentarnos juntas, mamá?>> Me derrito cada vez que Brock recibe el nombre de mamá. Por una cuestión de placer personal, dije <<mamá irá en un momento contigo>> Sonreí satisfecho, no me importó que Brock me fulminara con la mirada por cómo la llamé y cerrara con una fuerza por encima de la aceptable.
—Mami —está diciendo Isis— estaba corriendo en el descanso y me caí. Me tropecé con mi pie. Y no lloré. —Brock se destornilla de la risa. Estoy seguro que Isis está esperando unas felicitaciones o halagos por no haber llorado con la caída, sin embargo, Brock se ha fijado en otra cosa y nos explica a qué se deben sus carcajadas repitiendo en un tono burlesco:
—¿Tropezaste contigo misma? ¡Maestra!
Me es imposible contener la risa. Realmente sí, es gracioso, ¿quién se tropieza con su propio pie y espera no ser el centro de las burlas?
—Yo también me reí, mamá —dice Isis, me parece que quiere recordarle la parte importante de su historia.
—En el momento en que te ríes de tus errores, te aseguras muchas carcajadas —opina Brock secándose una lágrima.
Y la vida se hace más liviana, pienso.
—¿Te lastimaste? —le pregunto a Isis mirándola a través del retrovisor.
La niña niega con la cabeza, veo emoción en su mirada, por fin alguien se fija en lo valiente que fue.
—Me paré yo solita.
—Eres muy valiente, Isis —le celebro. Las mejillas de la niña se ruborizan y una sonrisa tímida se extiende por sus labios.
Con un último suspiro, Brock nos demuestra que ya se le calmó la risa.
—Hoy se me cayó una caja en el dedo —cuenta Brock mostrándole a su hija su pulgar extendido. No puedo ver cómo le quedó, pero por la exclamación de horror de Isis, trato de imaginarlo—, y no lloré. Recogí la caja y seguí trabajando. Es muy satisfactorio cuando nos felicitan por algo, pero no esperes que siempre lleguen las felicitaciones. Levantarse y continuar no lo debemos hacer para que otros nos aplaudan, lo hacemos cuando somos fuertes. Si te vuelves a caer y te levantas, recuerda que eres fuerte. Y no esperes que alguien te felicite por eso.
Vaya, es una buena lección, aunque inapropiada para una niña, y no porque difícilmente se le va a quedar grabado para siempre, sino porque, creo, que a los ocho años es lindo para ellos ser elogiados por todo lo que hacen bien. Pero ¿qué sabré yo? Ni conozco bien a Isis ni soy padre de nadie.
Estaciono en el aparcamiento de la clínica. Brock y yo nos miramos a través del retrovisor. Siento que nuestros pensamientos son los mismos. Como es el acuerdo al que llegamos con nuestras miradas, Brock es la que toma la palabra.
—¿Isis? —Isis responde con una mirada atenta—. ¿Qué piensas de que Mats nos acompañe a la clínica?
—¿Mats quiere conocer al doctor, mamá?
—No, no va a entrar con el doctor, va a esperar afuera.
—¿Aquí afuera?
—No, no... —Brock se lleva las manos temblorosas al rostro—. Dame un momento —pide, su respiración se vuelve pesada.
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Sol en invierno - Pronto se irá a BORRADOR
Romance✨-No es para nada un Sol en invierno, ella es un sol y punto, intenso, ardiente y necesario✨ 🏆 GANADORA en los premios Submarino 2K23 // MEJOR ESCRITA categoría Romance (19/07/2023) -☆ Ella y su hija están traumadas con los hombres. -☆ Él es la d...