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Brock。

Encuentro vacía la sala en donde vi a mi hija y a Mats por última vez. Bueno, hay una mujer mirando su celular y un niño jugando escandalosamente, pero los que me interesa encontrar, no están. Saco mi celular para llamar a Mats, entonces veo que tengo un mensaje de él. Ni oí el silbido de los pajaritos. Reproduzco el audio. La voz de Isis me dice que Mats le va a enseñar a conducir y debo encontrarlos en el auto. Espero que eso sea una metáfora o una broma. Enseñarle a una niña de ocho años a conducir un Mercedes-Benz 4X4, sí, por supuesto. Bloqueo la pantalla de mi celular y, mientras lo devuelvo a mi bolsillo, me encuentro con los ojos de la mujer puestos en mí. Inmediatamente los devuelve a su teléfono mientras se acerca este a sus labios.

—Amiga, ¿por qué no me contestas? —dice, debe estar enviando un audio. Doy media vuelta para irme—. No te imaginas a quién me acabo de encontrar. ¡Mats Larson, amiga! —Me recorre un escalofrío. Mis pies no quieren moverse, mi subconsciente los ha dejado clavados en el suelo—. Estaba temblando cuando lo vi pero me animé de todas formas y le hablé. No, es que te mueres de lo caballero y simpático que es. Me miraba a los ojos mientras hablaba y yo, toda coqueta me lamía los labios y él me los miraba y se lamía los suyos, te juro que casi me muero. Andaba con una niña, y yo qué horror, dije ¿tiene hija? Y voy y se lo pregunto, así super directa. Y él no, que no, que es la hija de una amiga, se llegó a poner nervioso pensando que se podía malinterpretar. Me dio tanta ternura, para tranquilizarlo le dije que de tonta se lo pregunté si ni se parece a la niña, obvio que nadie va a creer que es la hija. No, amiga, y lo mejor, lo mejor... es que se sentó bien cerca de mí, super coqueto el hombre y me pidió mi número de teléfono. Así sin más. Ni siquiera me preguntó si estaba saliendo con alguien, no, él super seguro de sí mismo, además el coqueteo fue super obvio, o sea, se dio cuenta que yo no iba a estar siguiéndole el juego si estaba con otro, ¿entiendes?

Es mentira... Es mentira... Es mentira... Pero ¿por qué esa mujer estaría mintiendo delante de una desconocida que tal vez ni sepa quién es Mats Larson? Me obligo a salir de ahí antes de que a la mujer se le ocurra mandar otro audio con más información.

Veo en el estacionamiento el Mercedes de Mats avanzando extremadamente lento. No hay muchos autos estacionados y, si se le quiere enseñar a alguien a conducir, este es un buen lugar. No hay obstáculos ni tránsito. El auto se detiene frente a mí, con la ventana abierta del conductor mostrándome a mi hija sentada en las piernas de Mats y sus manitos agarrando el volante.

—¡Mami, yo conducí!

—Conduje —la corrige Mats.

—Estupendo, bebé. —<<Y él no, que no, que es la hija de una amiga>>—. Bájate, Isis, debemos irnos.

—Desde aquí puede pasar a los asientos de atrás —me avisa Mats con inocencia en su voz, expresión y conducta. Respondo con una afirmación de cabeza y voy hasta la puerta trasera para subirme.

<<Me lamía los labios y él me los miraba y se lamía los suyos>> Por favor, ya... Ya, por favor, no puedo soportar esto y mi maldita cabeza no deja de recordarme siempre lo que más me atormenta. ¿Por qué eres mi enemiga, mierda?

—¿Cómo te fue? —me pregunta Mats doblado en su asiento para verme.

—Bien —contesto agarrando los brazos de Isis para que no se vaya a caer mientras pasa por entremedio de los asientos delanteros.

—¡Mami, di dos vueltas en el auto! Yo moví el volante, mami, y Mats...

—¿Me lo puedes contar después, por favor? —Le pido con la voz más blanda que me sale—. Por favor, bebé, luego escucho tu maravillosa aventura.

Sol en invierno - Pronto se irá a BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora