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Mats。

Estoy muy cansado, pero, si me duermo, me perderé de esto. El cuerpo de Brock es doscientas mil veces mejor que dormir solo. No sabía que hubiera placer más grande que tener toda la cama para mí solo... Hasta este momento.

¿Qué fue todo eso que contestó a mi pregunta de si se ha enamorado? <<Nunca he estado enamorada... El precio que hay que pagar por enamorarse es muy alto y no creo que lo valga>> Mi deducción de que Brock se enamoró de joven y la abandonaron, es errónea. Entonces ¿qué le ha pasado para que esté siempre a la defensiva?

Escuchar a Brock fue como escuchar la voz de mis pensamientos. Concuerdo con todo lo que dijo. Yo tampoco soy de tener novias formales y caer en el juego de enamorarse. Aun así y, no entiendo por qué, me duele el corazón que Brock piense así. ¿Será porque me dijo esas palabras con una profunda tristeza en sus ojos? <<¿Dónde está el padre de Isis?>> Lo que me contestó fue fuerte. Brock ha pasado por cosas que la han marcado. Por todo eso es una mujer que va a la defensiva, preparada para atacar antes de que la ataquen, y protege a su corazón como una madre a su hija. Solo aquellos que saben lo que es el dolor tienen este comportamiento.

Siento la respiración de Brock volverse profunda. Acomodo mi mejilla entre la comodidad de sus pechos y la atraigo un poco más a mí, no es suficiente la cercanía aunque por nuestros cuerpos no pasan ni los suspiros.

En alguna hora de la madrugada, Brock hace débiles intentos de apartarme. Me cuesta reaccionar, siento lo que está haciendo, pero mi cuerpo no responde. A sus empujones sin fuerza se suman sus quejidos. Aflojo los brazos, murmuro un muy bajo "¿qué pasa?" Ella gime "quiero vomitar" Estoy hecho pedazos, a penas me puedo los párpados, menos el cuerpo. Ella está igual. Nos arrastramos fuera de la cama de formas que no sabré explicar, pero el cuerpo entiende que tiene que llevar a Brock al baño y mi instinto me dice que la acompañe. La veo tambalearse, alargo un brazo hacia ella, pero solo toco aire, estoy tan ebrio como ella, no soy de ninguna ayuda.

El cuerpo y el instinto nos llevan al baño. Enciendo la luz, porque Brock se adentró guiándose por el tacto. Ella murmura con voz cansada "woou qué bonito". Se apoya en la taza, se sienta en el suelo y levanta la tapa.

—No tienes que estar aquí, Mats —me dice. Está pálida y sus ojos no logran enfocarse en mí.

—Bueno "no tengo", pero quiero.

Me pongo detrás de ella, mi aporte será sostenerle el pelo. Paso los dedos por su mejilla, atrayendo todos los mechones. Mi mente vaga por la imaginación en donde trascurre una escena similar entre nosotros, pero estaríamos en la cama, y sin ropa. Mis dedos tiran del pelo de Brock no tan fuerte para causarle dolor, pero sí un gemido de sorpresa. Mi piel se pone de gallina.

—No tires tan fuerte —pide Brock, distraída.

—Lo siento —contesto en un tono ahogado.

Entierro los dedos en el pelo de Brock, haciendo el trabajo de una peineta, hasta que tengo todos los mechones firmemente encerrados en mi puño. Aprieto ese puño y tiro hacia mí.

—Ay, Mats —se queja en un tono distinto, casi como un suspiro—. ¿Lo estás haciendo a propósito? Siempre quieres molestarme.

—Sí, creo que lo estoy haciendo a propósito, pero no por la razón que mencionas. Estos quedaron afuera —aviso pasándole un nudillo por la nuca, sobre unos delgados mechones casi pegados a la piel.

La respiración de Brock se agita. Me encantaría sentirme halagado, pero tal vez esté a punto de sufrir una arcada.

—No importa —susurra, como tengo el puño firme y quieto, ella solita se jala el pelo cuando hace un movimiento para escapar del tacto de mi dedo. No le molesta mi piel sobre la suya, le molesta que le guste mi piel sobre la suya. Es extremadamente obvio, y la razón, emocionante.

Sol en invierno - Pronto se irá a BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora