Etéreo

¡Vecino!.

Esteban no había ido a trabajar esta mañana, decidió quedarse en casa dado que no estaba pasando tanto tiempo con su hijo como quisiera, además trataba de descubrir quien era su nueva vecina, a menudo escuchaba movimiento durante las mañanas pero más en la tarde, por lo visto se ponía a limpiar o acomodar sus cosas, aunque como todo vecino chismoso que es, sabía que sus muebles aún no habían llegado, no había salido al balcón porque no quería que su vecina lo cachara espiando, dado que ambos balcones estaban juntos, literalmente tan juntos que con algo de equilibrio, Esteban podía pasar al otro lado.

Mientras jugaba con su hijo en la sala pudo escuchar que su nueva vecina había llegado, no es como si ella hiciera mucho escándalo pero las personas que la acompañaban sí, la escucho abrir la puerta corrediza del balcón y rápidamente el repitió aquella acción, sabía que así podría escuchar absolutamente todo lo que estaba ocurriendo, algo que Esteban no poseía era un rincón para las plantas y lo suficientemente grande para poner una mesita para el café con dos sillas, este lugarcito estaba al final del balcón, Marcia lo poseía ya que era el último departamento.

– Si esa mesa redonda va al final del balcón, pasas ese pasillo y ya, las dos sillas cafés también van ahí — indicó

– ¿Y estás otras?

– Pueden colocarlas a los lados de la puerta — observó el espacio — O un poquito más a la izquierda para que no estorben

– Entiendo, más hacia el balcón del vecino entonces

– Pues si, sólo no las peguen ahí, planeo poner unas plantas

– Si señora