Etéreo

Galletas Surtidas.

Después de que Marcia le presentará a Esteban su caballo y de hacer un breve tour por la hacienda, se reunieron con la organizadora, ya casi no faltaba nada para la boda así que debían verificar que el orden pactado para donde estarían las mesas, el altar y demás les convencían, sino debían de apurarse para hacer los cambios.

– ¿Entonces te gusta? — lo abraza de lado — Porque todavía estamos a tiempo de cambiar algo

– Me gusta pero me preocupa el clima, ya que la ceremonia y la fiesta va a ser aquí afuera — apoya el mentón sobre su cabeza — ¿Y si nos llueve? ¿O hay demasiado sol?

– Podemos poner una carpa grande — sugiere la organizadora — Así nos protegemos de ambas cosas, aunque la verdad no creo que llueva

– Entonces perfecto, la ceremonia no va a durar mucho, la carpa sería más para donde están las mesas y el servicio de comida, además del bar

– Ahora mismo me pongo a buscar la carpa entonces, permiso — se retira

– No puedo creer que falte tan poco

– Ay lo sé, de tan sólo pensarlo me estreso

– Mi amor — ríe — Pero si todo esta saliendo bien

– Bueno pero como mandamos hacer el vestido de mis damas, el mío; tu traje, el de los peques y tus "damos" además del padrino... Siento que cualquier cosa ahí puede salir mal

– No pienses así, escucha todos fuimos a tiempo para que nos tomarán las medidas, las telas las escogimos, ya la primera prueba es pasado mañana, vamos bien

– Promete que sólo nos casaremos esta vez — suspira — Es mucho trabajo organizar bodas

– ¿No quieres festejar nuestra boda de plata? ¿O renovar los votos?

– ¿Para qué? Nos damos una escapada a cualquier lado y listo

– Cuando cumplamos 20 años de casados habrá fiesta

– Es muy poco, mejor cuando cumplamos 50, ya hasta nietos tendremos

– ¿Te lo imaginas? — sonríe ilusionado — Me gustaría ser abuelo de muchos nietos, para hacer mucho desmadre los fines de semana

– ¿Y te va a dar el cuerpo para andar detrás de tanto niño?

– Pues claro

– Ujum, ver para creer

– ¿Te emociona la boda?

– Claro que si mi cielo, oficialmente tú y yo estaremos atados a todas las de la ley

– El trámite es lo que más te fascina ¿No? — vuelve a reír

– No, pero me tranquilizan los beneficios, si un día te revienta el apéndice y debo llevarte de emergencia al hospital, por ser tu esposa puedo autorizar la operación y no tendría que esperar a que lleguen tus padres