Cajas y Más Cajas.

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Al día siguiente como lo había dicho Esteban la llevo hasta la oficina para que pudiera juntar sus cosas, mientras ella sacaba todo lo que había en sus cajones y le pertenecía, él fue hasta el deposito para sacar una caja, lo que ninguno de los do...

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Al día siguiente como lo había dicho Esteban la llevo hasta la oficina para que pudiera juntar sus cosas, mientras ella sacaba todo lo que había en sus cajones y le pertenecía, él fue hasta el deposito para sacar una caja, lo que ninguno de los dos sabía es que Ivanna había ido también a la oficina, ya que no esperaba la renuncia de Lucrecia, aquello si le impacto pues en su cabeza veía a su hija como alguien tan débil que habría bajado la cabeza luego de que la echaran de la junta, cuando vio a Marcia en la oficina no lo pensó dos veces para entrar y enfrentarla.




– Esto debe ser cosa tuya — acusa

– ¿Disculpe?

– Arrastraste a mi hija contigo, la hiciste renunciar

– No, ella renuncio porque fue humillada gracias a usted, hizo que la sacarán de la mesa directiva ¿De verdad creyó que se quedaría luego de eso?

– Por supuesto, ya que se daría cuenta que hacerse amiga tuya fue un gran error, si jamás te hubieras acercado a mis hijos, nunca habría tenido que intervenir, debiste darme tu precio esa noche, así todos nos ahorrabamos está penosa situación

– ¿De qué precio estás hablando mamá?

– Esteban...

– ¿Le ofreciste dinero?

– Mi cielo déjalo así, no vale la pena

– ¿Qué te pidió que hicieras? ¿Acaso que terminaras conmigo? ¿O algo peor?

– Ivanna ya se iba, no tiene caso que saquemos este tema ahora

– No claro que si ¿Qué fue lo que hiciste madre?

– Le ofreci dinero para que te dejará, fue todo

– De verdad es que no puedo creer que hicieras esto ¿Qué te pasa? Es mi vida y no puedes decidir en ella, mucho menos ofrecerle dinero a la mujer que amo para que se vaya

– Pero es que ella no es buena para ti Esteban, necesitas una mujer que esté en casa, no trabajando por quien sabe cuantas horas a la semana, tienes un hijo que necesita una buena madre ¿De verdad crees que ella lo sería? Por favor ¡Y encima la embarazaste!

– Vete

– Esteban...

– Quiero que te vayas y no vuelvas a esta oficina por el tiempo que nos quedemos aquí, no vayas a mi departamento y no me llames, no quiero saber de ti



Aunque Ivanna trato de acercarsele y convencerlo de que aquello era un error, no le quedó de otra más que salir de la oficina.



– Mi cielo...

– ¿Por qué no me dijiste sobre esto?

– Porque no me importa, ella puede ofrecerme el mundo si quiere, no me interesa

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