Suavecito.

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Como era de esperarse Esteban invadió el baño una vez las ideas de como hacer que lo perdonará se le acabaron, por supuesto Marcia no lo dejo entrar a la ducha y comenzaron una mini discusión desde allí, sentido no tenía discutir en el baño pero e...

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Como era de esperarse Esteban invadió el baño una vez las ideas de como hacer que lo perdonará se le acabaron, por supuesto Marcia no lo dejo entrar a la ducha y comenzaron una mini discusión desde allí, sentido no tenía discutir en el baño pero es a lo que los llevo todo este problema.




– Por favor, salte y dejame darme un baño tranquila

– No tienes ningún motivo para sentir celos de Paula

– Ay ya Esteban, madura y espera a que traiga ropa para buscarme pleito

– La verdad prefiero discutir así, estas en desventaja

– No voy a seguirte el juego, habla solo — toma la esponja

– ¿Alguna vez he mirado a una mujer de forma descarada contigo a mi lado? Por supuesto que no, porque tengo muy en claro que soy un hombre casado, prometí serte fiel y lo pienso cumplir hasta el día en que me muera

– ¿Te aplaudo? Es lo mínimo que se espera de una relación monogama en la que obviamente se prohíben terceros

– No, no busco que me aplaudas pero no entiendo porque te enojas tanto si yo no me comporte de una forma indecente con Paula ¿La cague invitandola a nuestra mesa? ¡Si! Y eso no se discute pero ya me disculpe de todas las formas posibles ¿Me arrodilló? Porque creo que eso es lo único que me falta

– Indecente no pero de que le prestaste más atención que a cualquier mujer que no sea yo, claro que si, me ignoraste idiota y arruinaste nuestro almuerzo

– Tú no querías hablar, sólo asentias y sonreías

– ¿Y por qué crees? ¡Estaba incómoda! No quería a esa mujer en nuestra mesa

– Lo hubieras dicho

– ¿¡Cómo!? Si no cerrabas la boca ¿Querías que hiciera una escena acaso? Ponerme en la situación de una loca para que me hicieras caso, no me voy a humillar para que mi marido se dé cuenta de que la está cagando

– Hay miles de maneras civilizadas Marcia

– ¿Ay si? Puedo asegurar que si salía con una disculpa para que ella se levantará y fuera bien lejos a buscar una mesa, tú no habrías entendido

– Osea que ahora soy un tonto, bajo tu criterio

– Hoy lo fuiste, un gran tonto y todavía lo sigues siendo ¡Porque ni bañarme tranquila puedo!

– Ahora resulta que no puedes tallarte y conversar

– ¡Eres insoportable! — abre la puerta de vidrio lanzandole la esponja

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