¡Que Nervios!.

509 55 22
                                    

Definitivamente no paso una buena noche, estuvo horas buscando la posición en la que se sintiera más cómoda, luego se sentaba de a ratos debido que el pinchazo en su cintura había vuelto, se sentía pesada y el cansancio no estaba colaborando, aún ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Definitivamente no paso una buena noche, estuvo horas buscando la posición en la que se sintiera más cómoda, luego se sentaba de a ratos debido que el pinchazo en su cintura había vuelto, se sentía pesada y el cansancio no estaba colaborando, aún así cuando amaneció se dispuso a darse una ducha de agua caliente que fue bastante efectiva, la ayudo a relajarse así como a despertar del todo, se arreglo un poco y fue a preparar a Hugo, ya para cuando Esteban bajo los encontró a ambos desayunando.




– Linda ¿Por qué no me despertaste antes? Te habría ayudado

– Justo por eso, ten aquí puse tu café, debes dejarnos en la oficina y luego correr a la corte, te preparé unos panqueques como te gustan, comerás antes de entrar — le entrega el tupper — Ahora vámonos que sino te vas atrasar

– Antes que nada ¿Tú te sientes bien? Anoche estuviste inquieta

– Me siento bien, ahora recoge tu termo y el tupper — toma su bolso — Vente Hugo, vamos a la guardería — sonríe cargandolo — Esteban no me veas así y busca las llaves de tu camioneta, de verdad nos vamos a atrasar

– No entiendo como tienes tanta energía — va por las llaves — Deja que yo cargue con Hugo

– Así estamos bien, mejor apura el paso




Apesar de que Esteban le insistió en que podía llevarla a su antiguo departamento para estar al cuidado de sus abuelos, ella no aceptó. Sin más que argumentar la dejo en la oficina para luego irse a la corte; ella dejo a Hugo en la guardería y luego se instaló en su oficina para esperar a Iñaki, aunque realmente casi no había dormido se sentía bien, siguió con su rutina normal toda esa mañana hasta que en cierto momento los dolores en la cintura se hicieron presentes una vez más, varias veces tuvo que apoyar la mano haciendo algo de presión hasta que el pinchazo se desvanecía.

Iñaki comenzó a preocuparse cuando la noto hacer leves muecas y aunque intento persuadirla de ir a casa, fue una total pérdida de tiempo por lo que siguieron hablando de los casos, de vez en cuando Marcia se abanicaba con las carpetas aunque la temperatura en la oficina estaba considerablemente baja. En cierto momento Inaki salió para ir a conseguir unos expedientes dejándola por primera vez sola, durante esos minutos sintió la necesidad de incorporarse debido a que la incomodidad entre sus piernas era mayor, caminar había ayudado para hacerlo más llevadero pero el pinchazo en su cintura la obligó a apoyar las manos sobre el escritorio.




– Está bien... Esto ya no es normal — toma aire — ¿Qué hora es? — toca la pantalla de su teléfono en lo que soltaba el aire con lentitud — Once con treinta... Tu papá debe seguir en la corte todavía




Con cuidado volvió a sentarse sobre su silla todavía manteniendo los ejercicios de respiración, busco entre sus contactos el nombre de su obstetra para hablarle de lo que estaba sintiendo, después de saber que podrían ser contracciones falsas así como las reales decidió esperar otro poco antes de tomar sus cosas e ir al hospital, si era una falsa alarma pronto iba a detenerse  pero de no ser así, ahí si podría entrar en pánico. Esteban aprovecho un momento de receso para llamarle y saber cómo estaba.




Etéreo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora