Visita A La Hacienda.

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Durante los últimos cuatro meses ambos se adecuaron a su vida con dos niños, Marcia y Esteban ocasionalmente trabajaban desde casa con algún caso sencillo o iban de a ratos a la oficina en caso de que tuvieran que reunirse con un cliente, pero la ...

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Durante los últimos cuatro meses ambos se adecuaron a su vida con dos niños, Marcia y Esteban ocasionalmente trabajaban desde casa con algún caso sencillo o iban de a ratos a la oficina en caso de que tuvieran que reunirse con un cliente, pero la mayor parte del tiempo la invirtieron en planear la boda, además de tener una planeadora que se encargaba de esta clase de eventos, tenían la ayuda de sus abuelas quienes estaban muy emocionadas.

Hoy la parejita subiría a un avión para conocer la hacienda donde sería la ceremonia y fiesta, sólo irían por un par de horas para luego regresarse a la capital, no podían dejar a los niños tanto tiempo aún. Rafa ya tenía seis meses, andaba intentando levantar su cuerpecito y ponerse de pie pero todavía le era difícil, aunque ya era un terror andante pues si gateaba. Al principio hubo algo de fricción entre los hermanos ya que Rafa todo se lo quería llevar a la boca, algo que Hugo definitivamente detestaba.

Pero gracias a que los papás intervinieron hoy la relación entre ellos era muy buena, Hugo jugaba con su hermanito, a veces ayudaba a sus papás a cuidarlo y cuando Rafa lloraba, se acercaba a él para tranquilizarlo; no siempre funcionaba pero esto demostraba que los dos se llevarían bien en un futuro, cosa que ponía muy contentos a sus padres porque odiarían tener que lidiar con peleas muy fuertes.





– Pudimos usar el Jet de la firma de mi papá — camina detrás suyo

– ¡Uy si! ¿Quieres crear un nuevo drama con tu mamá? Porque ahora que acepte dejarla entrar un poco a nuestras vidas, nos ha dicho en varías ocasiones que lo estamos haciendo mal como padres, sólo imagina lo que va a decir si usamos su Jet

– Es el de mi papá

– No están casados por bienes separados así que es de ambos, aunque lo comprara él — mira las pantallas — Tenemos que ir a la sala seis... Estamos en la cuatro y ya vamos tarde así que apúrate corazón que no podemos perder ese vuelo — camina más rápido

– ¿Tú y yo nos cansaremos por bienes separados?

– Pues claro, yo conservo mis dos propiedades, tú tienes el departamento más la mitad de la casa que estamos construyendo

– Pero no nos vamos a divorciar nunca

– No lo veo por ese lado Esteban, es por nuestra independencia como seres individuales, si yo quiero vender el departamento que compre, no quiero tener que pedirte permiso, tampoco quiero que me pidas permiso por algo que era tuyo desde un principio

– ¿Y cómo haremos con la casa? — trata de seguirle el paso — ¿Segura que es por aquí?

– Si esa de allá es la sala cinco, con la casa es diferente, ahí somos socios, así que tendremos que consultarnos cada que quisiéramos hacer algo nuevo con ella, cosa que ya hacemos así que no cambia nada

– De acuerdo, esa era mi duda ¿Primera clase o turista?

– Tú compraste los boletos en Primera clase porque dijiste que no querías viajar incómodo

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