¡Mi Abogada Favorita!.

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– ¿Crees que la dejen salir? — indaga desde la cama

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– ¿Crees que la dejen salir? — indaga desde la cama

– Pues ya recibió su castigo por golpear a un policía sin querer, espero que fijen la fianza y sacarla antes de que haga algo estúpido de nuevo

– Voy a ir contigo amor, no aceptan cheques ahí y no va a poder sacar dinero para pagar por obvias razones

– De acuerdo pero no empieces una discusión, la idea es traerla aquí para que podamos hablar de como voy a resolver este embrollo, además Ricardo ya debe de estar enterado

– ¿Por qué lo dices?

– Porque Paula llamó a Manolo ayer, él la está representando así que Ricardo ya debe de saber — camina a la cama con sus tacones en la mano

– ¿Todavía tuvo el descaro de hacer eso?

– Yo te dije ¿O no? Esa mujer no tiene un punto límite, apuesto que llamo a Manolo para perjudicar a Lucrecia, obviamente íbamos a ayudarla para que este se quede en privado pero ahora... No estoy segura de eso, Paula es capaz de hablarle a la prensa incluso

– Aunque podría intentarlo, no lo conseguirá ¿Recuerdas que ayude a su padre a salir de un problema? Cuando tú y yo aún éramos novios

– Si, lo recuerdo, fue la primera vez que la vi y después nos enteramos que estaba embarazada de Rafa ¿Qué con ello?

– Pues su padre obviamente me debe un favor, lo cobraré para evitar que Paula arme un escándalo con la prensa, Lucrecia no merece perder su credibilidad como abogada

– Probablemente veas al señor en la comisaría aprovecha para cobrar el favor o llámalo porque de esa mujer espero todo menos cosas buenas

– ¿Tus tacones tiene tiras?

– No cielo ¿Por?

– Ah iba ayudarte a ponertelos

– No te preocupes que va a llegar el momento — ríe colocandoselos — Ve por tu saco para que podamos irnos

– De acuerdo ¿No necesitas nada más?

– No, vamos antes de que tu hermana se desespere allá dentro

– Debe estarla pasando bien con sus nuevas amistades

– Seguro jugo poker toda la noche — respira hondo masajeando sus costillas — Ay ¿Qué me haces mi amor? — sonríe — ¿Qué me haces chiquita?

– ¿¡Está pateando!? — grita desde el closet

– Si, aquí anda pateandome las costillas

– ¡Ay yo quiero saludarla!

– Mi amor ya vamos tarde — se pone de pie — Luego la saludas, no se va a ir a ninguna parte

– Pero es mi bebita — va a ella — Un ratito ¿Si?

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