Malestar.

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– Todavía sigues pálida — insiste cuando se levanta

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– Todavía sigues pálida — insiste cuando se levanta

– Apenas, ya estoy recuperando mi color

– Marcia deberías seguir sentada otro poco, por favor

– Si quieres me acompañas hasta la oficina Lucrecia pero debo estar ahí, tengo mucho trabajo

– ¿Cómo vas a trabajar así? Deberías irte a casa

– ¿Para qué? Comeré y se me va a pasar

– Bien te acompaño pero le diré a Alba que este sobre ti todo el tiempo, te sientes mal de nuevo y te llevo a tu casa

– ¿Y quién me va a cuidar? — ríe caminando a su lado — Esteban está ocupado

– Pues se hace de tiempo, no lo sé



Lucrecia la obligó a caminar despacio además de tomar su brazo todo el tiempo, no iba a dejar que se estampara contra el piso; cuando pasaron por la oficina de Esteban lo vieron reunido con una mujer que Lucrecia conocía muy bien, su cara de preocupación se transformó por completo en una de rabia y eso no pasó por desapercibido en Marcia.



– ¿Quién es ella y por qué haces esa cara?

– Esa es la hija del señor Bernaldi, Paula, es una casa fortunas

– Deben estar hablando de su padre — le resta importancia

– Para hacer eso no es necesario que toque el brazo de Esteban de esa forma

– Ay si te vas hacer películas en la cabeza, me voy sola a mi oficina que muero de ganas de ponerme mis pantuflas, no me interesa si esta reunido con su ex — camina sola hasta su oficina

– ¡Marcia! Claro que debería de interesarte — va tras ella

– Confío en él, así que no, no me interesa... ¿Cómo vas Iñaki?

– Bien ¿Pero que te paso? Marcia estás pálida

– Se me bajó la presión, ya estoy mejor — saca de su bolso las pantuflas — Voy a ordenar algo para que almorcemos y seguimos trabajando

– ¿Quieres que invada su oficina y agarre de los cabellos a esa?

– No Lucrecia, ve a tu oficina, sé que hoy tienes un día ocupado también, yo voy a estar bien

– Sigo muy preocupada

– Lo sé pero ya voy a comer, Iñaki esta aquí, no te preocupes y lo le menciones a Esteban nada de esto

– Pero él debe saberlo

– Y lo sabrá, cuando yo esté desocupada porque sino no podré trabajar y esto es importante ¿Estamos?

– Bien, estamos pero aún así le voy a decir a Alba que te vigile ¿Okay?

– De acuerdo, gracias por todo, sin ti tal vez me hubiera desmayado

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