¿Me Acompañas?.

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– ¿Es que como quieres que te avise si ni yo misma sabía lo que estaba ocurriendo? — dice en lo que abandonaban la comisaría

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– ¿Es que como quieres que te avise si ni yo misma sabía lo que estaba ocurriendo? — dice en lo que abandonaban la comisaría

– ¿Y luego? ¿No pudiste siquiera mandarme un mensaje? Mi hermana esta presa Marcia

– Cuando llegue aquí me enfoque en solucionarlo, la prioridad era sacarla, hasta que Paula la provocó y terminó en lo que terminó claro

– Nunca me dicen de estas cosas

– Cielo no te enojes conmigo, ella me llamo a mi, no a ti

– ¡Exacto! ¿Por qué te llama si estas en casa descansando y conviviendo con nuestros hijos? Tuviste un día pesado ayer

– Me llama porque sabe que no voy a regañarla como tú lo hubieras echo

– Pues claro — le abre la puerta — Como tú nunca le dices nada

– Claro que lo hago pero de una forma diferente, ni siquiera la escuchas por eso no te llamo cuando termino aquí

– Es mi hermana menor, tengo que regañarla cuando hace estupideces

– Y lo entiendo pero se te olvida que ya es una adulta, además le dio su merecido a Paula, destraba la puerta de la camioneta para que suba

– Le destrozó la cara mejor dicho — obedece — Entiendo que estuviera furiosa pero podría pasar una buena temporada en la cárcel Marcia

– No lo voy a permitir, Paula también podría ir presa, estoy segura que su abogado mañana va a ofrecer un trato, esto terminará en una orden de restricción probablemente y luego se acabará

– Estás demasiado confiada

– Paula no se va animar a ir a la corte conmigo como abogada de Lucrecia — se coloca el cinturón de seguridad — Todavía tenemos una deuda pendiente, la destruiría en la corte y lo sabe

– ¿Cómo que una deuda? Ni se te ocurra hacer lo mismo que Lucrecia — la voltea a ver — Amor, estás embarazada y tenemos dos niños pequeños, no puedes ir presa

– Nada más por eso y porque llevo a nuestra hija en el vientre, no me metí en la pelea que se armo ahí en la comisaría pero ganas no me faltaron

– También estoy molesto porque lo que hizo no tiene nombre

– Claro que lo tiene, se llama maldad y ella lo sabe, no está arrepentida, ni siquiera le importa haber lastimado a un niño chiquito — bufa — ¿Sabes que? Ya no quiero hablar de ella, se me revuelve el estómago, mejor vamos a la heladería cerca de casa, le prometí a los niños llevarle helado al volver

– Mientras ordenas el helado, pondré al tanto a papá, fue él quien me aviso

– ¿Y cómo se entero?

– Uno de los policías lo conoce y le advirtió, también le dijo que estabas ahí por eso se tranquilizo y no vino a representarla

– Mejor así, capaz y terminaba preso también — cierra los ojos

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