Thomas
No encontraba una definición para lo que acababa de suceder. Tampoco entendía qué me pasaba. En el ascensor no me había molestado demasiado que Dylan me mirara como lo hizo y, aunque haya sido un comportamiento algo extraño, no me incomodaba. Sentía que podía confiar en él. Cuando estuvimos en mi habitación fue casi como si nos conociéramos de toda la vida: congeniábamos a la perfección y nuestras personalidades distintas lograban una dinámica genial entre ambos, y después... Después lo tuve a centímetros de distancia y el corazón se me aceleró de sobremanera al creer que ese par de ojos miel, que me miraban de tan cerca, me comerían vivo. Fue imposible no dar un vistazo a sus labios y querer acabar entre el espacio que existía entre nosotros, pero tan pronto se alejó, todo terminó en seco. Fue como si alguien hubiese encendido una radio a todo volumen después de pasar horas en silencio. Me sentí un poco desconcertado al caer en cuenta de que no tenía ni la menor idea de qué era lo que había pasado.
Lo iba a besar. Mierda, quise besarlo. Tal vez había sido la situación tan repentina que encendió parte de mis instintos, ¿el tenerlo cerca me impulsó a actuar de esa manera? No lo sabía. Ni siquiera era tranquilizante darme cuenta de que, hasta ahora y después de más de dos años, no había sentido ganas de besar o estar con alguien que no fuera Isabella. Y me abrumaba un poco saber que yo estaba a tan solo un par de semanas de casarme con ella, y aun así hubiera besado a Dylan con gusto si él me lo permitía.
¿En qué mierda estás pensando?
—¡Al fin llegan! —exclamó Wes, lo cual llamó la atención del resto. Me sentí algo observado cuando hubo más de cinco miradas sobre nosotros.
Kaya se acercó a mí con sus brazos cruzados y una sonrisa en la cara y Dylan hizo un ademán con su mano en forma de saludo, junto a una sonrisa que no mostraba sus dientes.
—Veo que fueron los primeros en conocerse —comentó, para después preguntar—: ¿Qué les tomó tanto tiempo, par de tórtolos? ¿Mm?
Fruncí el ceño y, justo cuando yo iba a decir algo en respuesta, Dylan se me adelantó en un tono que no sabía si era nervioso, molesto o sorprendido.
—¿Qué? —Kaya soltó una risa.
—Nada, son bromas. Dylan O'Brien, ¿no? —lo señaló con su índice y él asintió. Esta vez lucía más relajado—. Soy Kaya.
Dylan estaba más callado que hace un rato. Lo que más hacía era esmerarse en actuar natural, algo que yo notaba a metros de distancia, pero su intento falló cuando no tardó en escabullirse de la conversación que habíamos comenzado. Kaya arrugó la frente y me preguntó en voz baja que qué le pasaba; por supuesto que yo no iba a decir nada, así que me encogí de hombros y le sugerí que nos uniéramos al grupo.
Ya todos acomodados en el vestíbulo, las presentaciones comenzaron. Escuché muchos nombres, chistes y risas alegres, pero no presté mucha atención como hubiera querido. Miraba a Dylan mucho más que al resto, y tenía la certeza de que solo lo hacía porque esperaba que él me mirara de vuelta. Me preocupaba el hecho de que no había vuelto a mirarme a los ojos desde que bajó el ascensor. Incluso consideré disculparme con él por lo que había pasado, aunque no estaba muy seguro de qué fue lo que hice para incomodarlo tanto. Dylan, disculpa por haber pensado en besarte... aunque no lo hice ni sabes que lo pensé, pero disculpa si..., no, eso no iba a funcionar.
Quizás era preferible que todo quedara así. Dylan, de alguna forma u otra, tendría que pasar mucho tiempo conmigo y en las cámaras no podríamos mostrar ni un solo signo de que algo entre los dos no andaba bien. Tal vez todo iba a ser olvidado en conjunto con lo que sentí cuando la proximidad era demasiada, y no habría nada más qué pensar al respecto. Pero cada segundo transcurrido me llevaba a creer que no habría sido tan malo besar sus labios y que la idea de volver a tenerlo a tal cercanía tampoco me habría desagradado. Y no podía simplemente resignarme a dejar las cosas así, sino que quería hacer algo para poder alcanzar ese punto de nuevo y cumplir lo que automáticamente se había convertido en un capricho.
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Waiting Game ↠ dylmas
FanfictionThomas Brodie-Sangster, un actor de larga trayectoria, lo tiene todo, o al menos eso es lo que él piensa. Con su familia, su novia, sus amigos, una carrera próspera y su futuro matrimonio a punto de concretarse, no hay nada más que podría querer. Pe...