8 (editado)

7.2K 623 272
                                    

Dylan

  Kaya y Thomas están allá —comentó Ki Hong, girándose en su asiento para mirarlos. Luego se volteó hacia mí y le dio una mascada a la manzana que estaba comiendo—. ¿Y si los llamamos para que se acerquen?

—¿Para qué? —le pregunté mientras miraba mi plato y movía la comida de un lado a otro. Quería parecer desinteresado solo para evadir cualquier tipo de encuentro con Thomas.

—Para conversar, supongo.

—Nah.

—¿Te caen mal?

—¿Qué? —Alcé la mirada con el ceño fruncido—. No, de hecho, me agradan.

—¿Entonces?

—Hum... No lo sé. Están conversando y, si les hablamos, tal vez solo los vamos a interrumpir.

  Ki Hong juntó las cejas y me lanzó una mirada que claramente decía no te creo nada; sin embargo, guardó silencio y pareció olvidar el tema tan pronto volvió a mordisquear su manzana. Corté un trozo de panqueque de arándano y lo llevé a mi boca al mismo tiempo que desvié la mirada desde Ki Hong hacia Thomas, debido a que mi asiento me proporcionaba una vista directa hacia dónde se encontraba él junto a Kaya.

  Mirarlo me enfadaba en cierto modo. Me enfadaba con él y conmigo mismo. ¿Por qué se comportaba de esa forma conmigo? Thomas tenía una manía extraña por hacerme creer que lo tenía entre mis manos, para después dejarme allí como si nada, y si yo era quién daba el primer paso, no tardaba en seguirme la corriente antes de marcharse. Y yo sabía que él tenía novia, pero aún así lo tenía en la mira y no podía sacarlo de mi cabeza. Al menos yo era capaz de reconocer me atraía, algo que él veía como una tarea más complicada. Tal vez eso era lo que más me enojaba: él siempre insistía en negar con palabras que sentía algo por mí, pero sus acciones insistían en delatarlo. Sentía ganas de darle un puñetazo en su perfecta cara y decirle que terminara de hacer de todo esto un juego, no obstante, era consciente de que si volvía a tenerlo a centímetros de mi cuerpo, acabaría derritiéndome con un solo toque de sus manos.

  Ki Hong me hablaba sobre una fiesta. Se oía animado y siempre tenía algo más que agregar cuando ya parecía que había terminado de hablar. Jamás lo imaginé como alguien parlanchín, al menos no creí que fuera ese tipo de persona cuando lo conocí, pero tomé ventaja de esto para observar a Thomas de vez en cuando, ya que Ki no parecía notarlo.

  Thomas sostenía entre sus dedos un cigarrillo recién encendido (probablemente era el segundo que fumaba, puesto que hace más de veinte minutos ya lo había visto con otro que se había consumido casi por completo) mientras exhalaba el humo a través de su boca entreabierta. Su cabello estaba ligeramente alborotado, su torso cubierto por una camisa a cuadros que tenía los primeros tres botones desabrochados y sus largas piernas eran abrazadas por unos apretados pantalones de mezclilla negros. Era una vista digna de admirar y, me atrevía a decir que, sin duda, derrotaba al bello paisaje que había tras él.

—¿Dylan, estás ahí? —Abrí mis ojos un poco más de lo normal cuando escuché la voz de Ki. No me había percatado de que, todo el tiempo en que me habló, yo lo había oído como si se tratara de un simple sonido ambiental al igual que las voces de la gente a nuestro alrededor.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—Te hice una pregunta.

—¡Oh! Hum... —tragué saliva y respondí con seriedad, como si hubiera sabido qué era lo que me había preguntado— Sí. Sí, claro que sí.

—¿Sí qué? —Ki Hong rió mientras me daba una mirada de extrañeza y yo me golpeé en la cabeza mentalmente por ser tan idiota— Te pregunté qué opinas sobre la fiesta, pero creo que andas en otro planeta.

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora