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A lo mejor tenía que quitarme la venda y ver qué pasaba. La curiosidad me estaba matando; odiaba no poder ver nada y ni siquiera tener alguna pista de lo que sucedía cerca de mí.

De un momento a otro sonó una canción electrónica: "Pursuit of Happiness". Sonreí y desabroché el nudo por detrás de mi cabeza. Cuando por fin pude ver, estaba todo el cast frente a mí, todavía utilizando sus vestuarios, globos y latas de serpentina en sus manos, y exclamaron "sorpresa". No podía no sonreír ante dicha escena; nunca imaginé que me harían una fiesta siendo que nos conocemos hace tan poco (a excepción de Kaya). No soy una persona fiestera, pero vaya que me sentía feliz y emocionado por todo esto.

—¡Los odio! —grité entre risas y los apunté con mi índice— ¡A cada uno de ustedes lo odio por haberme asustado así! —Todos rieron.
—Eres un gallina —me dijo Kaya, acercándose.
—Eso lo dices porque no estuviste ahí.
—Hubiera estado en tu lugar, no habría gritado de esa forma. —Me sonrió y yo me sonrojé. Después me percaté de que su mano derecha estaba tras ella y sostenía algo.
—Hagámoslo de nuevo, pero esta vez anda tú. Vamos a ver si es cierto lo que dices.
—¿Para qué? Sabría exactamente lo que va a pasar.
—Tú fuiste.
—¿Yo fui? ¿De qué hablas? —Y su sonrisa se amplió al decir esto.
—Tú fuiste la de la idea de asustarme así.
—Y lo dices con tanta certeza. De dónde sacas esas conclusio... Bueno, sí. Fui yo —confesó con una sonrisa más grande que la del Gato de Cheshire.
—Una sugerencia —Me incliné un poco, ya que Kaya es mucho más baja que yo—: corre, antes de que te mate. —Traté de sonar serio, pero una risita se escapó de mis labios.
—Okay, correré, pero antes... —Levantó su mano derecha y oprimió el pulsador de una lata de serpentina. Hilos pegajosos llegaron a mi cara y ella arrancó. Rápidamente, me quité lo que pude y corrí para perseguirla.

Corrimos por la mitad de la hectárea, llegando cerca del pequeño bosque que había y después devolviéndonos donde estaban los demás mientras reíamos y gritábamos como niños pequeños. Eso me gustaba de Kaya; es seria solo cuando debe serlo. Después de unos minutos corriendo, la alcancé y tiré sobre mi hombro. Muertos de la risa llegamos donde estaba Ki Hong y la dejé de pie frente a él.

—Toda tuya, amigo. A mí me causa muchos problemas —le comuniqué aún riendo y me fui.

Últimamente, Kaya y Ki habían estado mucho más acaramelados entre ellos. Esas son cosas que uno nota a la distancia, así que, ¿por qué no darles un empujoncito?

Me dirigí hacia una larga mesa que habían posicionado por ahí, era como la barra de un bar y tenía una gran variedad de bebidas alcohólicas sobre ella. Tomé una botella de cerveza Corona, abriéndola y echándome un gran trago.

—Hey, no te vayas a emborrachar tan luego, ¿eh?
—Tranquilo Wes —respondí riendo—, quizás más tarde.
—Okay, espero que así sea porque que te tengo una sorpresa y no es la idea que estés ebrio para recibirla.
—¿Sí? —pregunté con el ceño fruncido. Él solo asintió.
—Debería haber sido más temprano, pero bueno. Ahora disfruta, muchacho —Puso su mano sobre mi hombro y oprimió suavemente—, la noche es toda tuya.
—Gracias. —Sonreí y, antes de que se alejara, volví a hablar—. ¿No puedo saber algo? ¿Una pista?
—Nop. Ya sabrás y te va a encantar. —Me guiñó un ojo y se fue. Ese gesto me hizo recordar inmediatamente a alguien: Dylan.

Le di otro sorbo a mi botella y estudié el lugar: todos bailaban, reían, conversaban entre ellos y bebían, sin embargo, no había rastro de él. Me giré para observar el lado más oscuro de la hectárea, mas no se veía movimiento alguno.

¿Dónde se habrá metido?

Di media vuelta, quedando mediamente apoyado en la mesa y mi espalda hacia el lugar que acababa de mirar. De repente, un par de manos bastante conocidas cubrieron mi vista; era Dylan, estaba seguro.

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora