36

3.8K 404 177
                                    

Thomas P.D.V.

Rojo, ese es el color que cubre mi visión. La sangre me hierve, empuño las manos y a medida aplico presión, mis uñas se entierran en mis palmas. No debería mostrar interés ni sentir que esto me afecta, pero no puedo soportar el hecho de que ella lo está besando. Tan pronto mis ojos captaron la escena, los moví en dirección a Kaya.

—Thomas. Thomas, ¿me estás escuchando?
—¿Podemos salir de aquí? —le pregunté entre dientes. Ella me observó con el ceño fruncido y después se dio cuenta de todo, ya que estaba algo distraída contándome una anécdota antes de que esto pasara y yo no logré mantener mi concentración en ella.
—Está bien, pero tendremos que caminar por allí —contestó señalándome el único camino hacia la puerta, lo cual significaría caminar por el lado de ellos dos. Suspiré, pasándome una mano por el rostro—. ¿Qué te molesta tanto?
—¿Qué me molesta tanto? Lo está besando y él... —Di un vistazo y noté que ella lloraba. No es una actitud buena de mi parte, pero parecía que Dylan no le correspondió y eso me brindaba una chispa de alegría.
—Ya no sigues tan confundido, ¿eh? —replicó Kaya con una voz ligeramente entretenida—. Y borra esa sonrisa, no es gracioso.—Fruncí el ceño.
—¿Qué?
—Te gusta Dylan. Estás feliz porque creo, solo creo, que a él no le gusta ella, quién quiera que sea —sentenció como si fuera lo más obvio del mundo y yo arrugué mucho más la frente.
—No me gusta Dylan. ¿Cuántas veces tengo que...? —Suspiró con exageración, interrumpiéndome.
—Cállate, Sangster. Juro que si lo vuelves a negar, te golpeo y no será algo lindo.

No pude evitar reír ante sus palabras mientras negaba con mi cabeza. Subí la vista hacia Dylan, quien ahora estaba de pie y solo, su semblante tan triste que lo único que deseaba era ir a confortarlo y sostenerlo entre mis brazos. Quizás no consigo mucho desmintiendo el hecho de que Dylan me provoca un montón de sensaciones indescriptibles, menos a Kaya, mas tampoco ganaría algo si lo acepto; no conozco con precisión estos sentimientos, pero a Dylan no le interesan y es todo debido a los méritos que he hecho en un solo mes. Si a Dylan no le interesa, da igual todo. Además, es como si me confirmara que no siente lo mismo.

—Da igual. ¿Vamos? —sugerí al ver a Dylan abriendo una de las puertas de vidrio y desapareciendo entre la distancia. Me puse de pie y contemplé a Kaya hacia abajo con mis brazos cruzados.
—¿Por qué no le dices? Habla con él.
—No tengo nada qué decirle...
—Tú aún no entiendes que de mí no hay nada que puedas ocultar.
—Okay, sí —repuse fastidiado, mas no con ella, sino que conmigo mismo y las circunstancias—. Sí, Kaya. Puede que Dylan me guste, pero ¿y qué? No quiso escucharme y fue mi culpa, no voy a obligarlo a oír lo que le tengo que decir. Además, por otro lado está Isabella y... ¡Agh! —Exhalé con fuerza, volviendo a pasarme una mano por la cara y también por el cabello.

Me sentía frustrado, esa es la palabra precisa. Nada se inclinaba a mi favor ni por un segundo y tanto tiempo intentando negar un sentimiento, que lo único que hace es crecer, me está pasando la cuenta. Jamás he sido una persona que llora frente a alguien; nunca me permití derramar ni una sola lágrima cuando hay gente que pueda presenciarlo, porque lo considero una señal de debilidad. Sin embargo, es increíble que al sentir cómo cada verdad cae sobre ti, una por una, todo se convierte en un remolino que pesa, te ahoga y quiebra. Por un segundo había sentido un ápice de alegría al ver que Dylan no tenía ojos para ella, o por lo menos eso parecía, mas no tiene sentido estar feliz si no me favorece en absoluto, es más, lo único que causa es el recuerdo de que me equivoqué mil veces y me percaté de ello demasiado tarde. De haber actuado distinto en el momento correcto, habría logrado que tuviera ojos para mí, posiblemente.

Mi vista se nubló e intenté contener las lágrimas sin éxito alguno. Kaya esbozó una sonrisa empática y se puso de pie, acercándose a mí y envolviéndome en sus brazos; yo por instinto la dejé hacerlo, abrazándola de vuelta y escondiendo mi cara en el hueco de su cuello. Para ser honesto, esto es todo lo que no quería: acabar llorando por una persona que solo llevo un mes de conocerla y ya desordenó mi vida. No lo culpo, me culpo a mí mismo por meterme en este lío sin tomar en cuenta las consecuencias, me culpo por ahora entender lo egoísta que he sido. Nunca pensé en Dylan y menos en Isabella. Nunca pensé en nadie más que en mí mismo y mi propio bien. He actuado como un idiota y este es el momento en que todo se devuelve a mí, pero ya no sé si puedo hacer demasiado.

—Oye, Tom —susurró Kaya, sus dedos enredándose en mi cabellera—. ¿No crees que es hora de hacer algo?

Levanté la cabeza y la miré, secándome las lágrimas y frunciendo el entrecejo.

—¿Qué voy a hacer? —Inquirí y me aclaré la garganta al notar que mi voz se había enronquecido gracias al llanto—. No puedo terminar con Bella, lo sabes.
—¿No puedo?
—Quiero decir, por ahora no puedo. No es el momento correcto, la iré a ver este fin de semana por lo de la operación y bueno, tú...
—Entiendo, entiendo. Puede ser malo para su salud, está bien. Pero necesitas hacer algo sobre Dylan y lo sabes. Digo, mírate: estás llorando. ¿Eso no te dice algo?
—¿Que ahora me doy cuenta de mis errores? —Kaya rodó los ojos y sonrió.
—¡Que lo quieres, idiota! Uno no anda llorando en el hombro de su mejor amiga por la noche y en la calle porque se le dio la gana, ¿o sí?
—Puede que sí, existe todo tipo de persona en este mundo —respondí a modo de broma, encogiéndome de hombros. Ella rió y me golpeó en el brazo con suavidad.
—Como sea, hablarás con él y harás que te escuche, incluso si necesitas de mi ayuda para amarrarlo a una silla. Lo amordazaré si es necesario. ¿Entendido?
—Lo único que entendí es que tienes el cerebro de un secuestrador, lo cual me sorprende y lo agregaré a mi lista mental de hechos sobre ti. —Ella puso los ojos en blanco y me golpeó mucho más fuerte en el brazo derecho con una sonrisa levemente reprimida, a lo que me quejé y entre risas posicioné una mano ahí—. ¡Auch! No es necesario que te pongas violenta. —Tom, es en serio —dijo, ahora un poco más seria—. Todavía puedes remediarlo. Yo presiento que Dylan te quiere como tú a él, te puedo jurar que es como si tuviera tu maldito nombre escrito en toda su cara.
—¿Cómo estás tan segura?
—Piensa: se preocupa por ti, cuando desapareciste sin dejar rastro se volvió loco. También se ha acostado contigo.
—No creo que el hecho de que se haya acostado conmigo signifique que...
—La última vez fue hace poco, ¿no? —Me interrumpió y yo asentí—. Yo creo que él no habría dejado que sucediera si no te quisiera.
—Pero... —Exhaló y volvió a interrumpirme.
—Por Dios, Thomas, confía en mí. Son instintos femeninos.
—¿Okay? —contesté inseguro y conteniendo mi risa. Ella me sonrió de vuelta.
—Ahora vamos, estoy cansada.
—Dímelo a mí...

Emprendimos nuestro camino hacia las puertas del hotel y el ascensor en silencio, yo aún pensando en lo sucedido hace un rato y tratando de resolver este gran dilema. Ya dentro del elevador, ella me dirigió la palabra una vez más antes de descender en su piso.

—Por favor, dime que harás algo.
—Sí, ya veré qué.
—Hablo en serio, Thomas. Todavía estás a tiempo, solo te pido que no se te ocurra ni por un segundo rendirte. Y no lo hago porque quiero verlos juntos... aunque tal vez sí —Bosquejé una sonrisa e hice un movimiento de negación—, es porque quiero saber que tú estás bien.
—Gracias.
—No eres una mala persona, lo sabes. Solo necesitas enmendar tus errores —añadió y le sonreí.

La despedí con un abrazo mientras le murmuraba un "gracias". Ella asintió, para después bajar en su piso y dejarme solitario junto a mis pensamientos.

Lo único que espero es que Kaya esté en lo correcto, y por favor que así sea, ya que no me gusta imaginar una situación en donde Dylan me asegura no sentir nada; si algo así sucede, no podré soportar el hecho de que ni siquiera habría lugar para una amistad entre nosotros, ya que, a quién queremos engañar, es casi imposible restablecer una amistad en donde hubo algo más allá de eso.

**
Mejor tarde que nunca, ojalá les haya gustado. :) xx

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora