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—¿Te sientes mejor? —escuché la voz de Thomas a cierta distancia, pero de todas maneras logró despertarme de mi sueño.

Abrí los ojos y bostecé mientras estiraba un poco mis extremidades, luego me acomodé y senté en la cama, mi espalda apoyada en el gran respaldo de madera. Me pasé las manos por el rostro, intentando quitar los restos de somnolencia de mis ojos que aún pesaban, aunque, bueno, dormí muy poco como para sentirme lleno de energía. Al girar la cabeza hacia la izquierda, vi a Thomas a través del ventanal —una vista genial, debo añadir— y de pronto todo se volvió tan familiar. Es un dèjá vu, algo que me hace dar cuenta que las situaciones que hemos vividos son bastante similares entre sí, y me lleva de vuelta a la mañana en que desperté de esta misma forma: él hablando por teléfono desde el balcón con su ropa interior como única prenda de vestir.

—Sí... Yo también —dijo, siendo estas solo algunas de las palabras que conseguí distinguir.

Permanecí con los ojos fijos sobre él, observándolo hacer gestos diferentes cada cierto rato. Su risa alcanzó mis oídos por un instante, sin embargo, no parecía más que una montonera de carcajadas algo forzadas. Fruncí el ceño, preguntándome qué es lo que le ha de molestar, y me crucé de brazos. Posterior a eso, no pasó mucho rato desde que me quedé mirándolo, viéndolo mover la boca y articular palabras que se encontraban fuera de mi alcance auditivo, hasta que le oí pronunciar el nombre de su novia y todo hizo mucho más sentido, como si eso fuera la pieza faltante en el puzle para hacerme caer dentro de la realidad.

《No ha terminado con su novia, cómo es posible que eso no haya pasado por mi cabeza.》

Suspiré y me levanté de inmediato, yendo camino al baño con prisa para tomar una ducha, puesto que no es algo que a Thomas le molestaría. Apenas el agua cayó encima de mis músculos tensos, sentí el relajo arribar a mi cuerpo, una ayuda para olvidar un poco todo los problemas esperando a Thomas y a mí afuera de estas condenadas cuatro paredes que nos encierran dentro de una fantasía perfecta.

Cómo es posible que ese detalle siempre lo pase por alto. Le gusto, me lo hizo saber con actos y palabras, pero nada ha logrado brindarme una seguridad absoluta. Quizás puedo volver a confiar en él, porque eso es lo que estoy haciendo, mas no es lo mismo de antes; se me hace mucho más complicado creer otra vez en cada una de sus palabras, teniendo en cuenta que la forma en la que me trató este último tiempo quebró toda esa intimidad que logramos y la transformó en un miedo constante. No obstante, no se trata precisamente de un miedo hacia él, sino que es el temor a sus mentiras. Si sigue con Isabella, ¿qué pasará conmigo? ¿Acaso planea seguir con esto de ser "amantes" mientras su boda tiene fecha indefinida, pero está presente?  ¿Quiere continuar con su infidelidad mientras esa muchacha todavía cree en su amor? ¿Y si todavía la ama? Una vez escuché sobre un caso en el que un hombre amaba a su pareja, pero no podía evitar serle infiel porque también sentía algo por su amante y pese a eso, amaba con toda el alma a su novia. Creo que es inevitable pensar que yo soy eso para Thomas, que a lo mejor soy ese amante por el que siente algo débil pero es eso lo que lo mantiene a mi lado. Y estoy seguro de que al final del día nada le importa, porque ama a esa chica con su vida entera; se me hace difícil imaginarlo teniendo algún problema para terminar las cosas conmigo, seguramente mis sentimientos lo tienen sin cuidado y sabe que el dejarme completamente destrozado será una acción muy fácil de llevar a cabo. Tal vez es mi culpa y yo tomé la decisión incorrecta al aceptar todas sus disculpas, y sugerir que comencemos de nuevo. A lo mejor no fue sincero y solo me ve como un amigo, mas todavía siente ese deseo hacia mí, por lo tanto, sabía que pedir perdón era la única y mejor alternativa para tenerme en la palma de su mano y volver a acostarse conmigo cuántas veces quisiera.

—¿Dyl? —habló Thomas desde el otro lado de la puerta, su voz algo lejana y difícil de oír por el ruido del agua chocando contra el piso de cerámica bajo mis pies. La manilla del baño hizo un sonido debido al movimiento y el eco de dos clic, sonido que causaba la puerta al abrirse y cerrarse, fue lo que me informó sobre su entrada al cuarto—. ¿No pensabas invitarme? —preguntó en un tono gracioso, y yo sabía, sin la necesidad de un solo vistazo, que una de sus bellas sonrisas le adornaba el rostro.

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora