Me tomé mi tiempo para bajar la cremallera de su pantalón. Besé un costado de su cadera con tanta suavidad que incluso yo deseé estar sintiendo lo que él posiblemente sentía ahora. Él situó una de sus manos sobre mi cabeza, sus dedos enredándose en mi cabellera y masajeando la piel que se escondía bajo ella. A veces empuñaba un poco la mano alrededor de los mechones de cabello más largos que caían sobre mi frente y jalaba de ellos de una manera que me hacía olvidar cuál era mi verdadero objetivo; pero no podía olvidarlo, así que intentaba obviar las sensaciones que él me provocaba y me enfocaba en lo más importante.
Bajé el pantalón hasta sus rodillas sin antes haber dado un vistazo atrás para asegurarme de que nadie venía. Posé mis labios en su abdomen, muy cerca del elástico de sus bóxers, y lamí y succioné hasta satisfacerme con las pequeñas marcas rojizas que había pintado en su piel, las cuales no durarían más de quince minutos. Después alcé la mirada nuevamente y lo vi con la cabeza reclinada en la pared, sus ojos cerrados y boca entreabierta; imaginaba todo lo que él esperaba que yo hiciera y lo comparaba con lo que de verdad haría, por lo que no pude contener una sonrisa ni menos una pequeña risa casi inaudible, que dentro de mi mente se oyó un poco malvada.
Introduje mi dedo índice dentro de sus bóxers hasta el punto en que este quedó atrapado entre el elástico y su piel. Su mano volvió a hacer masajes en mi cabeza, tal vez se trataba de algún tipo de motivación desde su punto de vista, aunque para mí era una inmensa distracción que se sentía de maravilla. Comencé a remover la tela de un costado unos tres o cuatro centímetros hacia abajo, besando la zona de su cadera que ahora se encontraba descubierta frente a mis ojos. Él inhaló y exhaló, agitado, y yo regresé hacía arriba por la misma ruta en la que había llegado hasta sus caderas. De vuelta en su cuello, observé por un par de segundos una mancha rosada que comenzaba a desvanecerse en la palidez de su piel. Hubiera posado mis labios en ese preciso lugar por el simple capricho de lograr que esa marca durara por días, mas sabía que un chupón no era lo más apropiado en ese momento. No tenía idea de cuándo vería a su novia, pero, si la veía dentro de la semana, la posibilidad de que se diera cuenta de la marca en su cuello era alta y eso significaría que Thomas rechazaría cualquier nuevo encuentro entre nosotros gracias a ella, algo que no se hallaba dentro de mis planes. Por lo tanto, solo me limité a crear un nuevo sendero invisible de besos que, por el momento, era suficiente.
Alcancé la zona bajo su oreja en dónde podía sentir su pulso palpitando contra mis labios. Luego mordisqueé su lóbulo al mismo tiempo que le di una gentil caricia a su entrepierna, por lo que gimió muy cerca de mi oído, un sonido demasiado excitante que me animaba a continuar. Pero debía resistirme. No tenía idea de cuánto tiempo llevábamos ahí, quizás solo habían pasado cinco o diez minutos, no obstante, no podía prolongar el momento si no quería que alguien nos descubriera o que termináramos teniendo sexo en uno de los cubículos cuando mi objetivo era irme de allí antes de que eso sucediera.
—Tommy —susurré en su oído. Tragó saliva, haciendo que su manzana de Adán subiera y bajara, y abrió los ojos.
—¿Mm?
—No sabes cuánto deseaba esto...
—¿S-sí?
Nuestra conversación se basaba en murmullos, aunque la voz de Thomas era un susurro entrecortado y débil, como un hilo a punto de romperse. Me distancié para poder verlo a los ojos y me encontré con su mirada suplicante, rogando que hiciera lo que deseara con él. No pude evitar soltar una sutil carcajada al pensar en cómo habíamos intercambiado nuestros lugares y ahora era él quien se encontraba rendido frente a mí, atrapado y bajo mis reglas.
—Lo que más quería era poder tocarte... —dije recorriendo su torso con mis dedos. Rocé su piel solo con las yemas, como si esta hubiera estado en llamas y yo tuviera miedo de quemarme, y él cerró los ojos otra vez, echando la cabeza hacia atrás— Ver cómo te entregabas a mí y... —Bajé mi mano hacia su miembro—. Y hacerte gritar mi nombre hasta que todos sepan quién es el que te hace sentir tan bien.
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Waiting Game ↠ dylmas
FanfictionThomas Brodie-Sangster, un actor de larga trayectoria, lo tiene todo, o al menos eso es lo que él piensa. Con su familia, su novia, sus amigos, una carrera próspera y su futuro matrimonio a punto de concretarse, no hay nada más que podría querer. Pe...