25

5.1K 437 262
                                    

Tragué saliva. Una pelea interna entre las opciones de girar mi cabeza y quedar frente a frente o solo mantenerme quieto, fingiendo que sus acciones no me afectan, se hacía presente en mi mente. Había logrado mantener la compostura, mas este hombre destruye mis planes con unas cuántas palabras.

Lo miré de reojo y una inmensa sonrisa cubría su rostro, sus ojos brillando como nunca. Me volteé, sintiendo que mi corazón sufría un cambio brusco en sus latidos, y esbocé una sonrisa.

La música que estaban reproduciendo en el local pasó a ser una canción electrónica o algo así, aunque desconozco cuál es, y Dylan movía su cabeza de forma graciosa; reí ante sus acciones.

—Te propongo algo —habló, acercándose a mi cara un poco. Enarqué mis cejas y le sonreí para darle la señal de que tenía toda mi atención—. ¿Qué tal si en vez de ir donde los demás, nos vamos a bailar? —Reí, negando con mi cabeza.
—Tú tienes una manía con bailar y yo ya te dije que no bailo.
—Y yo te diré esto: esa "manía" —Hizo comillas con sus dedos—. es solo contigo, créeme.

Mis mejillas ardían de una manera increíble e imaginaba cómo todo mi rostro estaba coloreado de un rojo intenso.

—Además —prosiguió—, ya no te creo eso de que no bailas.

Y creo que no era posible tener las mejillas más enrojecidas.

—Dyl...
—Oh, vamos. ¿Sí?
—Pero los demás...
—No nos extrañarán ni una pizca, estoy seguro. ¡Vamos, Tommy! Di que sí —me pidió, su labio inferior sobresaliendo y formando un puchero.
—Dylan, no. No me vas a convencer con esa cara de cachorro triste.
—¿Por qué no? Te invité a una cerveza y...
—Solo la pagaste. —Lo interrumpí.
—Pero prácticamente sí te invité a una cerveza, por lo tanto, ¿qué tal si me devuelves el gesto de esta manera? —Tomó mi mano derecha, mas lo hizo con mucho cuidado y solo sosteniendo una parte de la palma. Era como si intentara tantear terreno, queriendo ver si rechazaría su agarre o no; sin embargo, la respuesta es obvia.

Traté de negarme, mirándolo a los ojos y no dejando que esos iris color ámbar me ganaran...

—Agh —Rodeé mis ojos—, tú ganas.

Pero lo hicieron.

Una sonrisa gigantesca se plasmó en su rostro, esta yendo de oreja a oreja y haciendo que sus hoyuelos se vieran más acentuados de lo usual. Mi mano fue abrazada por la suya, sus dedos haciendo paso entre los míos y encajando de forma perfecta. Nunca me imaginé pensando así sobre nosotros, antes ni siquiera me veía tomando su mano y queriendo que nunca la soltara; sé que es muy probable que él no sienta lo mismo, pero prefiero imaginar lo contrario.

—¿Y dónde iremos? Acá no veo ninguna pista de baile —pregunté.
—Solo sígueme.

Se puso de pie, jalándome del brazo y consiguiendo que me levantara. Cuando vio que me hallaba tras él, comenzó a dar pasos hacia donde lo vi hace un rato atrás conversando junto a Ki Hong y Will. Pasamos por el costado de ese sector en la barra y ahí fue cuando divisé una aglomeración pequeña de gente bailando al fondo de un salón lleno de luces coloridas. Giró su cabeza y me miró, aún caminando.

—¿Qué tal? ¿Creías que acá la gente viene solo a beber? —exclamó sobre la música que iba incrementando su volumen con cada paso que dábamos.

Solo solté una carcajada y él volvió su vista al frente. Nos adentramos entre el grupo de personas, que ahora se veía mucho más grande de cerca, haciéndonos paso entre cuerpos sudorosos y danzantes. Para ser las seis o siete de la tarde en un día de semana, la cantidad de personas no era menor.

Encontramos un pequeño espacio y paramos ahí, Dylan soltando mi mano y dando media vuelta para dirigirse a mí.

La canción terminó para dar paso a otra: era una de Icona Pop, pero no recordaba el nombre. Dylan bailaba al compás de la música y me observaba con ojos expectantes mientras yo movía mi cabeza en un intento de baile.

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora