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  Me bajé del elevador en el piso seis cuando eran aproximadamente las siete y media de la tarde. Caminé hacia mi habitación con ambas manos en los bolsillos de mi pantalón, cabizbajo y pensativo. Estaba perdido en medio de la inconsciencia y la noción de lo que sucedía a mi alrededor; sabía perfectamente lo que hacía, dónde me dirigía y por qué, pero estoy seguro de que si alguien me hubiera dirigido la palabra en ese momento, no me habría enterado.

  Por primera vez regresaba al hotel mucho más temprano de lo habitual sin haber sido un favor que le pedí a Wes. Simplemente me dijo que me podía ir porque tenía solo un par de escenas por grabar y todavía teníamos tiempo para eso. Lo mismo sucedió con otros, quiénes también se fueron conmigo en la van. Kaya me comentó qué era lo que realmente pasaba: los últimos días de grabación se acercaban y Wes había comenzado a darle mayor prioridad a las escenas que aún no habían sido grabadas, escenas cortas pero esenciales para la trama de la película. Según Kaya, ella y Dylan eran algunos de los pocos que se quedarían por varias horas más en el set, me lo confirmó personalmente con una mueca ligeramente disgustada seguida de una sonrisa cansada (no era realmente disgusto y ganas de terminar luego la película, es solo que trabajar más horas de lo normal te hace desear estar en tu cama todo el día). No me atreví a preguntarle nada a Dylan acerca de esto. Es más, ni siquiera hablé con él en todo el día.

  Quise acercarme a él, pero, cada vez que lo intentaba, se sentía como si una pared invisible no me lo permitiera. Mi mente era una caja fuerte en dónde había encerrado sus palabras bajo llave; vagaban allí dentro, rebotaban contra cada pared metálica, hacían un ruido estruendoso y me obligaban a pensar que no estaba bien alejarme de él solo porque me había confesado lo que en realidad sentía por mí. Pero eran dos palabras tan complejas y llenas de significado, que creo que en mi situación era comprensible que no supiera qué hacer con esos sentimientos en mis manos. No se trataba de un producto del alcohol, ya me había convencido de ello, y me preguntaba si es que él recordaba haberme abierto su corazón de esa forma. Y también me preguntaba si recordaba la forma en que yo había reaccionado ante eso, como un niño que corre asustado en busca de sus padres porque creyó ver un monstruo bajo la cama.

  Creo que el pavor de pensar que él esperaba una respuesta idéntica o similar me alejaba de él. Y como era de esperarse, debido a esto, él también se alejaba de mí. Me había dado vistazos toda la tarde, intentando utilizar sus enormes ojos expresivos para comunicarse conmigo. Quizás se preguntaba qué sucedía conmigo. Quizás no recordaba nada. Quizás yo estaba siendo un imbécil que debería haberle dicho algo cuando tuve la oportunidad en vez de darme cuenta de que ya era tarde, porque mis pies ya estaban encima del suelo alfombrado de mi habitación. Ahora solo tenía la alternativa de esperar al día siguiente para hablar con él; si no lo hacía, solo me permitiría que los quizás me consumieran. ¿Y qué le diría? Ni idea.

  Al entrar a la habitación, me sorprendí cuando noté que Isabella no estaba allí. La había llamado todo el día. Una llamada tras otra, muchos mensajes de texto y cero respuestas. Mi teoría era que ella estaba molesta conmigo, mas todavía tenía que averiguar la razón. Entendía que probablemente no le agradaba que yo regresara a altas horas de la noche a la habitación mientras que ella estaba de visita, y tampoco quería considerar la idea de que ella se hubiera enterado o tuviera la más mínima sospecha de lo que sea que yo tenía con Dylan, porque por más que buscara la manera de que ella supiera, no la encontraba por ningún lado. La única forma de que Isabella hubiera sabido, era que mi madre hubiera abierto la boca con el fin de hacerme la vida imposible como lo prometió, pero yo nunca le dije que ya había decidido que dejaría a mi novia por Dylan, así que no tenía sentido.

  Creía que por muy molesta que Isabella pudiera estar conmigo, ella estaría en la habitación. Daba igual si me había esperado todo el día o solo había llegado allí minutos antes de que yo entrara, esperaba que ella estuviera allí, mas todo lo que vi fue una maleta encima de la cama. Su maleta. Una pequeña señal de alarma se activó en mi cabeza y me acerqué a la cama con la intención de comprobar que no todas sus cosas estaban allí dentro, así sabría que estaba equivocado al pensar que ella se marcharía. Después de todo, ¿qué más puede significar una maleta si no es un viaje?

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora