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Dylan P.D.V.

Fuertes espasmos crecían en mi zona abdominal mientras, más abajo, la húmeda boca de Thomas se entretenía con mi miembro.

Solo pensé que era capaz de dar besos exquisitos con sus labios, pero esto...

Su lengua se movía con agilidad, lamiendo especialmente mi glande, acto que me hacía alucinar por el éxtasis que provocaba; sus labios se desplazaban hacia atrás y adelante, adheridos a mi pene, devorándolo casi por completo, y sentía sus dientes rozando, sensibilizando mucho más mi piel. Mi mano derecha estaba sobre su cabeza, acariciando la rubia cabellera con la yema de mis dedos, entretanto, con la otra me sostenía de la madera, casi enterrando mis uñas en ella.

Me contuve un poco por el miedo a que me oyeran, lo que nos conllevaría a ser descubiertos; mas recordé que estábamos a una distancia considerable de los demás y que el volumen de la música, la cual se escuchaba bastante fuerte allá, silenciaba todo sonido.

Thomas removió casi por completo su boca hasta llegar a la punta de mi masculinidad y después se lo engulló de una sola vez. Despedí un sonoro gemido y recliné mi espalda sobre el tronco del árbol, haciendo así que mis caderas se movieran hacia adelante, embistiendo a Thomas. Juré haber sentido por un segundo una superficie blanda y entonces, cuando escuché sus arcadas, supe la razón. Reanudó sus actos y yo lo observaba atentamente mientras me mordía el labio inferior y tironeaba tenuemente de su pelo. Dirigió sus ojos hacia mí; una mirada repleta de lujuria que a la luz de la luna lucía perfecta. Él es perfecto.

Dios, soy un suertudo.

Cierto movimiento de su lengua me llevó a al borde de la locura, ocasionando que inclinara mis caderas una vez más. Nuevamente hizo sonidos de asco y sentí las vibraciones de estos en mi zona baja, lo cual era una maravilla. Sin previo aviso, embestí su boca, pero esta vez no llegué hasta el fondo para evitar dañarlo o hacerlo pasar un mal rato. Estaba fascinado totalmente y cada vez era más ruidoso.

—Tommy... —Lo observé y me devolvió la mirada. Las comisuras de sus labios se curvaron un poco, mas nunca se detuvo.

Volvió a menear la lengua de una manera inexplicable e involuntariamente rodé mis ojos hacia arriba, cerrándolos con lentitud y dejando que el placer me dominara. Me percaté de que estaba a punto de llegar al orgasmo y por más que así lo quisiera, no era mi fin principal. Deseaba mucho más que esto.

—Oh... T-Tommy... —Mi voz sonaba endeble y no podía controlar los jadeos—. Thomas, me voy... Detente...

Su ceño se frunció y me miró, cuestionando sin palabras el porqué de mi petición. Se apartó de mí de manera pausada, dándome un último choque de placer y abandonando mi miembro con un diminuto pop; un sonido lo suficientemente erótico como para casi lograr que me fuera en ese mismo instante.

Lo contemplé hacia abajo y una sonrisa se dibujó en mis labios. Luego, me incliné unos centímetros, situé mis dedos bajo su mentón y lo impulsé suavemente hacia arriba, a lo que me comprendió y se paró. Apenas estuvimos frente a frente, lo besé.

Podría decir que este es uno de los momentos más eróticos en toda mi vida; era algo diferente. Joder, era más que diferente. Nunca había hecho nada con un hombre, y cuando digo nada, es nada. Nunca había besado a uno, nunca me había sentido atraído por uno, nunca había tocado a uno, nunca uno me había hecho una mamada. Nada en absoluto.

Quizás no soy gay. Digo, he mirado a hombres, pero no lo había hecho desde esta perspectiva. Veo a Thomas como solía ver a otras mujeres y siento lo mismo. Pero no soy gay porque... solo me siento así por Thomas, ¿no?

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora