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Desperté temprano, mucho antes que Bella, y me di una ducha, esta vez utilizando agua caliente para calmar mis nervios. Estuve un tiempo considerable bajo el agua; quería disfrutar al máximo de ese pequeño instante de soledad en donde todos los problemas se disipaban junto al vapor que me rodeaba. Hubiera deseado con todas mis fuerzas que el transparente líquido se llevara mis confusiones hacia el alcantarillado, así se me simplificaría la vida y yo estaría relajado. Bueno, ¿qué más esperaba? No me van a dar un premio por haber sido infiel y, aunque haya gente que no pase dificultades gracias a esto, yo sí lo hago porque amo a la persona que herí.

No fue mucho tiempo el que estuve aislado de mi gran dilema. Apenas salí del baño con una toalla amarrada a mis caderas, Bella ya se encontraba despierta; una gran sonrisa plasmada en su delicado rostro, las sábanas cubriendo su cuerpo desnudo y el cabello hecho un enredo.

-Buenos días -mi tono de voz sonaba distante, mas puede que ella lo haya pasado por alto.
-Hola, amor.
-¿Dormiste bien?
-Mejor que nunca -sonreí casi de manera forzada ante su respuesta.

No sabía si creer que Isabella era muy ingenua o solo confiaba en mí, y tampoco sabía cuál de las dos posibilidades era peor. De lo que estoy completamente seguro es que perderé la cabeza en el momento menos esperado, ya que ahora es cuando toda la situación comenzaba a pasarme la cuenta. No, no era culpa de Bella. Nunca la culparía de algo que yo hice, además, ella no es precisamente quién me tiene así. Es algo mucho más general. Si ya llevo un día junto a ella intentando actuar normal, pareciendo que nada raro ha sucedido, ¿qué pasará cuando estemos casados? No he podido aguantar más de 48 horas sin sentir un desazón constante, lo cual me lleva a la siguiente pregunta: ¿podré casarme con ella sintiéndome así?

Es un trabajo bastante arduo mirarla directamente a los ojos sin el miedo de que ella pueda descifrar todas mis mentiras. En lo único que no le miento es sobre mi cariño, pero eso es lo que no logro entender de mí mismo: sé que la sigo queriendo tanto como la quería ayer y hace más de un año atrás, sin embargo, hay un hueco en mi pecho que apareció repentinamente. Es entonces cuando Dylan se me viene a la mente y empiezo a tener migrañas; tanto darle vueltas a este asunto me está haciendo enloquecer. Si tan sólo pudiera resignarme a aceptar todo lo que tengo, llenando el vacío con Isabella y olvidando la dulce voz de Dylan diciendo mi nombre en mi oído... Es que ni siquiera es amor, es como un antojo constante por él y eso lo que me tiene mal. Me frustra saber que mi subconsciente lo desea indebidamente, pero a Isabella no. Me frustra tener que aguantar estas ganas. Me frustra saber que mi cerebro está mucho más ocupado pensando en lo bien que me hizo sentir otra persona y no mi novia. Me enfurece saber que Isabella es incondicional conmigo y yo...

Terminé de vestirme y esperé a que ella estuviera lista, así íbamos juntos a desayunar. Debo admitir que es algo desesperante que ella actúe como si no se percatara de nada, mas es aún más desesperante la incertidumbre de no saber si está fingiendo o de verdad me ama tanto como para ignorar las pequeñas, pero relevantes acciones negativas que tengo hacia ella. Me gustaría poder dejar de hacer todo de forma tan forzada. Lo hago porque no quiero verla triste gracias a mí, porque recuerdo lo que me dijo la noche en que estaba borracha. Lo hago porque no quiero alejarla de mí.

-¿Tom? ¿Vas a servirte algo de comer o qué? -observé a mi alrededor y tenía la bandeja con un plato vacío sobre ella en mi mano. La comida frente a mí y Isabella a mi lado, con su desayuno preparado y el entrecejo fruncido.
-¡Oh! Ehm, sí... Sí.
-¿Me vas a decir ahora qué es lo que te pasa?
-¿Qué me pasa de qué? -pregunté de vuelta, simulando no saber de qué hablaba. No giré mi cabeza hacia ella ni por un segundo, solo me mantuve concentrado en servir comida sobre mi plato. No volvió a decir nada, simplemente soltó un suspiro y escuché sus pisadas en dirección a la terraza.

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora