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Tic, toc, tic, toc.

El movimiento de las manecillas del reloj en la pared de mi habitación era el único sonido presente, siendo ya las dos y media de la madrugada. Me encuentro con los ojos más abiertos que nunca mientras miro el blanco techo, las sábanas cubriendo menos de la mitad de mi cuerpo y en la oscuridad tengo la leve iluminación de la luna que entra por las traslucidas cortinas del ventanal. No tenía sueño en absoluto.

Desde que entré a la habitación, estoy atrapado en un trance y mi cabeza no quiere descansar. Es como si tuviera a miles de personitas dentro de mi cerebro, cada una de ellas corriendo de un lado a otro, gritando y llegando al punto de la locura, todo por intentar descubrir las intenciones de Thomas. Me siento tonto por permitir que unas cuantas palabras y miradas se me queden grabadas, casi repitiéndolas una y otra vez como si fueran un vídeo. Quizás no significan nada para él, sin embargo, para mí sí.

No debería haber vuelto a hablarle; él cree que olvidé todo y que le estoy dando la oportunidad de retomar lo que habíamos dado por terminado. Por otro lado, no es algo que contribuya a mis planes de no sentir nada por él.

Mi atracción es pequeña pero crece de forma constante, tal como si se alimentara de cada momento que tengo a Thomas a mi lado.

(...)

-Hola, Dyl -me dijo Thomas en la entrada del hotel. Me limité a sonreir y hacer un ademán de saludo con mi cabeza. Visto esto, frunció el ceño y subió a la van.

Me gustaría comportarme diferente a su alrededor, pero también pienso en mí; no puedo acercarme demasiado, no me hará bien.

Pasé la noche anterior meditando la situación y llegué a la conclusión de ser precavido con mis actos. No puedo darle el permiso de hacer lo que se le de la gana conmigo, creyendo que con unas cuantas palabras y gestos me tendrá en la palma de su mano. Seré simpático, pero tendré mis límites; no puedo caer en su maldito juego otra vez.

Tal vez parezca que estoy imaginando cosas que no son reales, mas cada vez que veo los ojos del rubio puedo ver lo que quiere: repetir lo vivido entre nosotros y después volver a la normalidad, lo que significaría para mí agrandar todo lo que estoy sintiendo por él de manera relevante y, también, seguir hundiéndome mucho más en el agujero que cavé al acceder a todo. Asimismo, estoy en medio de una relación en donde si él no termina nada, yo seguiré con esa carga hasta quién sabe cuándo. No es como si me interesaran demasiado los sentimientos de la muchacha, sin embargo, admito que me siento mal por ella y por ser parte de algo así. Habría una diminuta diferencia sin un compromiso de por medio.

Cuando ya todos habían bajado, subí a la van y me senté al lado de Ki Hong. El camino no fue tan silencioso como anoche, por lo que pude relajarme y despejar mi mente por un rato.

(...)

Otro día de grabación pasó a una velocidad impresionante. Yo creo que el tiempo avanza con rapidez porque nos mantenemos ocupados en las grabaciones. Ojalá pudiera decir que hoy mantuve mi mente ocupada en eso.

Thomas no me quitaba la vista de encima y cada vez que podía me sonreía; yo lo único que hacía al respecto era girar mi cabeza para que no viera mis mejillas sonrojadas o mis ganas de sonreirle de vuelta. ¿Acaso no era yo quien hacía eso? Yo le hacía guiños, sonrisas seductoras o lo que se me ocurriera en el momento con tal de que enloqueciera. Ahora era todo al revés; yo soy quien se esfuerza por reprimir las reacciones causadas.

Tengo una batalla conmigo mismo. Lo miro y nacen unas ganas horriblemente inmensas de borrarle esa estúpida sonrisa con un beso, quitarle la ropa y hacerlo mío una vez más, para luego confesarle lo que me está haciendo sentir. Serle sincero y decirle que no tengo idea de dónde sale este sentimiento, pero que con cada mirada, sonrisa o palabra me hace sentir como si fuera un adolescente de quince años otra vez, que me dan ganas de tomar su mano, de observar su rostro y acurrucarme en su pecho. De hacerle saber que me siento atemorizado, ya que nunca me había sentido así por alguien del mismo sexo y porque sé que es muy probable que él no se sienta de la misma manera.

Waiting Game ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora