Las sábanas de mi cama se sentían demasiado frías, y no era precisamente porque no tenía compañía esa noche. El clima había sido mucho más tolerable por la tarde: el sol brilló y entregó su calor por horas mientras nos dedicábamos a grabar unas cuántas escenas restantes; sin embargo, al caer la noche, la brisa se tornó fría, y la temperatura disminuyó considerablemente cuando bajé de la van en frente del hotel. Me recordaba al típico frío otoñal que da paso a un invierno gélido y de interminables grados bajo cero, y esa fue la razón por la que me metí a la cama con una cantidad mayor de ropa en comparación a la que frecuentemente usaba.
Subí el cobertor hasta mi barbilla, aunque evité cubrir mi nariz debido a que me causaba una sensación de ahogo que por el momento deseaba evitar; ya tenía suficiente con sentirme completamente ahogado por la presencia de Isabella en el set de grabación y mi obligación de pretender que yo era un amigo más de Thomas. Hasta ahora habían pasado más de 42 horas desde que ella había aparecido, y Thomas asumió que la mejor alternativa para ambos era comportarse de una manera poco novedosa para mí. No me acostumbraba. Estaba seguro de que jamás iba a poder a acostumbrarme a saludarlo como si nada mientras yo deseaba besar sus labios. Tampoco podía soportar los extraños vistazos que me daba, esa mirada similar a la de un pequeño cachorro en busca de mi perdón. No tenía sentido: él no me hablaba, no me explicaba qué fue lo que pasó entre los dos y ni siquiera se esforzaba en tener un par de minutos libres para apartarnos del resto y conversar. Reconozco que si él me hubiera jalado del brazo sin previo aviso para decirme todo lo que pasaba por su mente, yo lo habría escuchado y, tal vez, entendido; no obstante, nada de eso ocurría y comenzaba a creer que mis expectativas eran muy altas. Por otro lado, existía una mínima posibilidad de que la razón por la que no me hablaba no haya sido intencional, ya que Isabella parecía estar amarrada a él. No importaba cuántas veces lo mirara, simplemente no existía un solo instante fuera de las grabaciones en el que ella no estuviera a su lado sonriéndole, mirándolo con los ojos repletos de amor o hablándole de lo que sea. Mientras tanto, yo me preguntaba si cada vez que él esbozaba una sonrisa frente a ella, lo hacía con honestidad o solo por querer mantener la faceta del buen novio que se maravillaba con cada cosa que ella hacía.
Y es por eso que era viernes por la noche, y yo buscaba calor dentro de mi cama, sintiéndome demasiado miserable al no hallarlo. Y también es por eso que me di cuenta de que tal vez las sábanas sí estaban, en cierto modo, frías debido a la falta de compañía (aunque en mi mente intentaba negar ese hecho). Me moví un par de veces hasta quedar recostado de lado, mis piernas flexionadas y casi todo mi cuerpo tapado por varias capas de tela que no habían sido diseñadas para aliviar el frío que recorría mi cuerpo. Era frustrante. Sabía perfectamente que no todo se debía al clima que se alejaba ridículamente de todo lo que es una noche de verano. Detestaba sentir las manos entumecidas y la nariz tan helada que tal vez se había teñido de un tono rojizo, y odiaba en demasía sentirme tan solo sin poder descansar mi cuerpo o mente. Hasta creía odiarme a mí mismo por girarme hacia el lado vacío de la cama y querer ver a Thomas ahí. No me importaba si hubiera aparecido por un minuto, solo lo quería junto a mí para que me explicara qué mierda era lo que él quería, porque yo sí estaba muy seguro de que no necesitaba a nadie más que él. Y eso odiaba, mi maldita certeza de saber que mi corazón estaba completamente entregado a él y, a la vez, la incertidumbre respecto a no haber obtenido algo similar a cambio.
Respiré profundo e intenté acurrucarme mucho más en posición fetal, escondiendo mis manos bajo las sábanas y esperando a que se manifestara la pizca de calidez que me haría olvidar cuán solitario me sentía. En vez de eso, nacía una repentina impotencia dentro de mí y era dirigida, en su mayoría, hacia nadie más que yo. ¿Por qué no podía decirme de una vez la razón por la que no tenía ni un solo minuto para explicarme todo lo que todavía callaba? ¿Por qué le seguía creyendo? ¿Por qué nunca se derrumbaban del todo mis ilusiones y confianza? Por qué Thomas reiteraba que pronto todo terminaría, y yo le sonreía como un idiota que, a pesar de que estaba completamente despierto, tenía los ojos cerrados y no deseaba abrirlos.
ESTÁS LEYENDO
Waiting Game ↠ dylmas
FanfictionThomas Brodie-Sangster, un actor de larga trayectoria, lo tiene todo, o al menos eso es lo que él piensa. Con su familia, su novia, sus amigos, una carrera próspera y su futuro matrimonio a punto de concretarse, no hay nada más que podría querer. Pe...