LVII.

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❝PERFECTA❞

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PERFECTA





















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Cassiopea veía el techo de su habitación con tanta concentración que se dijo mentalmente que le acabaría por hacer un agujero enorme y probablemente acabaría con alguna pieza de la galería de arriba cayendo sobre ella.

Se volteó finalmente para ver hacia cualquier otro lado concentrando su vista directamente en su vestido de novia a unos metros de ella, puesto en un maniquí para que no se arrugue o se dañe.

Su madre, tía y abuela habían mandado a traer a tres de los mejores diseñadores de París, Milán y Nueva York para hacerlo en tan poco tiempo, estaba hecho solo para ella, a su medida justa, nadie más podría usarlo.

Todos los planes para su boda estaban listos y la "Feliz" ocasión se celebraría en solo unas horas, pero ella no dejaba de pensar en la francesa rubia que se encontraba en Londres siguiendo el plan de Aster.

–Buenas noches–

La joven dirigió su vista a la puerta principal de su habitación y sonrió al ver a Orión, su hermano menor, de pie con un ramo de peonías y sus ojos rojos.

–Quiero darte las gracias por ser una hermana genial–Comenzó mientras su voz se quebraba.

–Me voy a casar, Ori, no voy a morir por eso–Tranquilizó la azabache con una sonrisa divertida.

El castaño no le hizo caso y se acercó más a ella mientras secaba las lágrimas traidoras que se habían escapado de su coraza fría.

–Nunca te lo había dicho–Siguió el menor bajando la mirada.

–No...–Aceptó Cassi–No lo hiciste–

Orión le ofreció el ramo de flores y forzó una sonrisa que no se viera tan triste como se sentía en ese momento, pero no le salió muy bien.

–Te lo digo ahora–

La mayor tomó las flores, sonrió al darse cuenta de que su hermano resulta saber más de ella de lo que creyó puesto que son sus favoritas, pero aún así las dejó de lado para extender sus brazos hacia él.

–Ven aquí pequeña estrella–Invitó haciéndole un lugar en la enorme cama.

El menor no tuvo que escucharlo dos veces porque rápidamente se acostó a su lado y atrajo a su hermana a su pecho para luego cubrirla como si quisiera protegerla del mundo entero.

ILEGÍTIMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora