025: SE QUE SERÍAS INCAPAZ DE LASTIMARME

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-Remus-


Creo que nunca me había sentido más culpable conmigo mismo que ahora.

El profesor Slughorn me despertó del efecto de la amortentia y me hubiera gustado que me modificaran la memoria para olvidar todo. La manera en la que les grite a mis amigos, la golpiza que nos dimos Sirius y yo, pero principalmente, la manera en la que trate a Alnitak.

La imagen de ella en el suelo, golpeándose la cabeza por mi culpa, su rostro asustado, creo que va a ser algo que no voy a olvidar tan rápido.

No se que pasó con Damaris, solo se que no la expulsaron, creo que la suspendieron unas semanas o algo así escuche, la verdad, no pregunte ni me interesa ya lo que le pase a ella. No se si culparla a ella o también culparme a mí por no haberme dado cuenta antes, pero ¿Cómo darte cuenta de una persona que siempre fue tímida y reservada?

No se ni que hora es, estoy sentado en el techo del castillo, porque no se si quiero enfrentarme a todo, a mis amigos, a Alnitak, a las miradas y murmullos que toda la escuela va a tener, porque aquí en Hogwarts, los chismes se esparcen más rápido que cualquier otra cosa.

El viento comienza a sentirse frío, pero eso no me hace moverme, solo mantengo la vista en el bosque y como el sol poco a poco se va escondiendo.

La luna semi llena en el cielo comienza a aparecer y me es imposible no maldecirla, a ella, a mi estúpida condición, todo. Gracias a los efectos que tiene la luna en mí es que me puse más violento.

Suelto un suspiro en el mismo momento que escucho pasos acercarse. No me muevo, no miro a la persona que se acerca, porque, gracias a la frisa, es que el aroma de su perfume llega a mi nariz.

Lo primero que siento, es la capa sobre mis hombros y al sentir la calidez de la tela, es que reacciona mi mente, dándose cuenta del frío que mi cuerpo ya sentía. El aroma a fresas me abraza y eso solo hace que esa parte de mí comience a culparse de nuevo. De reojo veo a Alnitak sentarse a mi lado, abrazándose las piernas contra el pecho, pero sin decir nada, al menos, los primeros minutos.

Me quedo mirando el perfil de su rostro, detallando la fina y recta que es su nariz, sus labios ligeramente gruesos, los cuales siempre están de un color rosados, lo que le da un efecto de tenerlos pintarlos, pero se que no es así. La poca luz del sol le da en la cara y sus ojos se ven mucho más claros de esa manera, resaltando ese doble color.

Regreso la vista al frente al darme cuenta que la estoy mirando de más, pero antes de dejar de verla, puedo ver la pequeña sonrisa que adorna sus labios.

𝘼𝙡𝙣𝙞𝙩𝙖𝙠 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠// É𝙥𝙤𝙘𝙖 𝙈𝙚𝙧𝙤𝙙𝙚𝙖𝙙𝙤𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora