A pesar de llevar el mismo apellido, no era para nada parecida a su familia.
Alnitak Black conocerá a esa parte de la familia, que despreciaron a su abuelo por nacer diferente, cuando ella entre a Hogwarts, pero no todos ellos son despreciables, en...
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Sin que se dieran cuenta, una semana ya había pasado y los chicos seguí en buscando alguna respuesta al comportamiento de Remus. Porque sin duda, en esa semana no cambió, apenas y se queda a hablar con sus amigos, apenas y le dirigía la palabra a Alnitak.
Lily, Marlene y Dorcas también estaban preocupadas, incluso comenzaron a acercarse a los Merodeadores para preguntar y averiguar el porqué de ese repentino cambió.
Lily tenía una idea, pero esperaba equivocarse. La platica de aquella noche, cuando Remus le confesó lo que sentía por Alnitak seguía muy fresca en su mente y más de una vez quiso decírselo a su amiga, pero también había prometido que no le diría nada hasta que Remus estuviera seguro, pero con lo que estaba pasando, dudaba que llegara a pasar.
Pero tampoco podía quedarse con los brazos cruzados, debía decírselo a alguien y sus únicas opciones eran Dorcas y James, quizás Sirius, pero estos últimos trataba de descartarlo.
El fin de semana para salir a Hogsmeade llegó, y en cuanto el Director del colegio anunció que era la hora para que fueran a disfrutar de la salida, Remus, literalmente, salió disparado para ir y encontrarse con Damaris y pasar el día juntos.
—Sigo insistiendo que hay gato encerrado aquí —dijo Alnitak mirando como ambos castaños desaparecían por la puerta del Gran Comedor. Estaba aún sentada con Lily y Marlene, que también miraban el lugar por donde desapareció Remus.
—Pará mí, que lo hechizo o algo así —añadió Marlene terminándose el pan que aún le quedaba en su plato—. ¿Y si le preguntamos a Nina? —la rubia mira a donde la amiga de Damaris estaba sentada junto con sus amigos— Quizás ella sepa algo.
—Por favor, Mckinnon —la voz de Sirius las hizo a las tres mirar hacia atrás, donde el pelinegro juntos a sus dos amigos restantes se habían quedado de pie—, si pasó eso que dices, que aquella Hufflepuff hechizo a Remus ¿crees que su amiga va a decir algo? ¿Tu lo dirías si alguna de tus amigas lo haría?
—Definitivamente no —murmuró la rubia fruncido los labios—. Pero no perderíamos nada con intentarlo.
—Podríamos amenazarla —habló Alnitak, que aún mantenía la vista en pelinegra, que comenzaba a ponerse de pie- y que nos diga la verdad.
—¿Y que sugieres hacer? ¿Atarla a una silla y torturarla hasta que diga la verdad? —dijo Sirius con tono de burla, consiguiendo que la pelirroja lo mirara.
—Pensaba más bien en, sí, atarla a una silla, pero darle a beber veritaserum, no soy tan cruel, Sirius.
Lily pudo notar como James apenas y la miró, y cuando estaban a punto de irse, se puso de pie y habló:
—Potter —el mencionado se giró para mirarla, queriendo ocultar su sorpresa y quizás entusiasmo— ¿Puedo hablar un momento contigo? A solas.
—Amm, supongo —James compartió una mirada con sus amigos, Peter se encogió de hombros y casi arrastró a Sirius, que parecía que no se quería ir.
