035: LOS QUIERO A AMBOS

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-Alnitak-

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-Alnitak-

Ser castigada por haber bañado a ese idiota de Slytherin, con una sustancia que no se de donde saco James y quién solo utilizó a mi amiga, valió la pena. No me arrepiento y sé que los otros tampoco, y eso que Sirius trato de hacer justicia por si mismo cuando los escucho, lo cual lo dejo con nuevos golpes en la cara.

Nuestros castigos son de limpieza, a Marlene y Peter le toco limpiar el almacén de materiales para pociones, James esta limpiando el estante de trofeos y Sirius y yo nos toco limpiar el habitad de bowtruckles, no es que lo tengan muy sucio, pero estás pequeñas y hasta tiernas criaturas pueden ser agresivas si se lo proponen.

Y lo peor, es que el destino se empeña en que Sirius y yo estemos a solas y si fueran otras situaciones, le daria las gracias, pero ahora, que la tención entre nosotros es tan palpable que hasta las pequeñas criaturas lo pueden sentir, solo le puedo decir ¿Por qué?

Llevamos casi cinco minutos aquí y el profesor Kettleburn había estado hablando por esos cinco minutos, nosotros le contestábamos, pero se acaba de ir a checar no se que cosa y el silencio se plantó entre nosotros, para añadirle más sazón a nuestra tensión.

Puedo sentir su mirada sobre mí, pero estoy más concentrada en quitar las hojas sueltas de se han atorado en las ramas o en las entradas de los agujeros en los troncos para así poder terminar rápido e irme, porque si paso un minuto más no me voy a poder contener y voy a ir y besarlo de una vez por todas.

Estar con Remus es de lo mejor, siempre lo ha sido. Su manera en la que me besa, tan... delicado, como si tuviera miedo a lastimarme o que se yo, es algo que me esta gustando y sin duda, algo que no quiero que termine, pero también extraño esa manera... agresiva en la que Sirius me besaba.

Ya no lucho con el hecho de sentirme atraída por mi primo, ahora lucho por el hecho de que me gusten los dos, por querer estar con los dos.

En que líos me meto, de verdad.

Tan metida estoy en mis pensamientos que no me doy cuenta de lo que hago, hasta que siento un pinchazo en mi dedo, uno de los bowtruckles me mordió porque, al parecer, me estaba metiendo más de lo que debía en su casa. Y debo decir que esas cosas tienen dientes filoso.

—Carajo —murmuro dando un paso atrás y agarrándome el dedo mordido, del cual ya sale sangre.

—¿Estás bien? —pregunta Sirius.

—Si, solo me mordió. —Se acerca, quedando frente a mí y toma mi mano para ver la herida.

—Has estado algo distraída —dice, sacando un pedazo de papel y limpiando la sangre. Yo aparto la mirada sin decir nada de su comentario y antes de que pueda pensarlo, suelto el pensamiento que he tenido desde hace unos días.

𝘼𝙡𝙣𝙞𝙩𝙖𝙠 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠// É𝙥𝙤𝙘𝙖 𝙈𝙚𝙧𝙤𝙙𝙚𝙖𝙙𝙤𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora