A pesar de llevar el mismo apellido, no era para nada parecida a su familia.
Alnitak Black conocerá a esa parte de la familia, que despreciaron a su abuelo por nacer diferente, cuando ella entre a Hogwarts, pero no todos ellos son despreciables, en...
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-Alnitak-
—¿De verdad seguirás sin hablarle?
Me pregunta Remus, que va sentado a mi lado en el tren. Sirius está sentado en el asiento de a lado y, de cierta manera, me parece graciosa la escena, porque al podré de Lunático le está tocando ser el intermediario de ambos.
—Ajá —es todo lo que contestó sin apartar la vista del tablero de ajedrez, pensando en mi siguiente movimiento, pero sigo sin entenderle.
Había decidido aplicarle la ley del hielo a Sirius por el hecho de que no me haya contado sobre la plática que tuvo con mi padre en año nuevo y que por eso, se había metido de nuevo con la Ravenclaw esa. No es que esté molesta, solo lo hago para fastidiarlo.
—¡Oh, por favor, Alni! —casi grita mi primo y se inclina para verme, a lo que Remus se hace para atrás, sonriendo divertido, pero yo apenas y lo veo de reojo— ¿Hasta cuándo vas a seguir así?
—Remus ¿Escuchas ese subido molestó? —le digo a mi novio mirando por encima de nosotros como si estuviera buscando algo.
—Ah, no puede ser.
De reojo veo a Sirius dejarse caer hacia atrás, completamente frustrado y los demás comienzan a reírse.
Creo que este vagón se va a volver nuestros favorito. No hay compartimentos, solo mesas y los sillones. Completamente libre y eso está perfecto, ya que mis dos grupos de amigos se han fusionado por completo y sentarnos en un solo compartimento no cabemos. Marlene y Dorcas van sentadas frente nosotros y James y Lily frente a Sirius y Peter.
—Eso te pasa por no hablar con la verdad en su debido tiempo —le dice Remus con voz sabía y en la mesa cae una bolsa de papel que la aventó Sirius. Siento un ligero toque de Remus en mi pierna y lo miró, discretamente me giña un ojo y sonríe de lado—. ¿Eso me pone ahora como tu favorito?
—Claro que si, mi lobito de chocolate —le pellizco la mejilla y hace una mueca por el apodo, James suelta una carcajada y Marlene y Dorcas nos ven con una ceja en ato.
—¿Vamos a empezar con eso de nuevo, hormiguita colorada? —me dice Remus ahora aplicándome el apodo que entre los tres me habían puesto en segundo años.
—Ni se te ocurra volver a llamarme así —lo señalo y Peter y James no paran de reír.
—Oh, ¿pero no que era tu favorito? —se mete Sirius recargándose en la mesa y mirándonos— Soporta los dulces apodos de tu novio.
Le enseño el dedo corazón y él me manda un beso, pero ahora voy a tener que soportar a todos llamándome hormiguita colorada, cosa que le hace gracia a Remus y ahora decido ignorarlo a él, bueno, algo así, pero es imposible tratar de ignorarlos a ambos.
La señora del carrito pasa y compramos varias cosas, según Marlene y Peter, para aguantar hasta llegar al castillo para la cena y para ser sincera, siento que algo cambio con James y Lily, en especial con Lily, que todo el camino se la pasó hablando con él y eso me gusta, porque, de cierta manera, lo ayuda a no pensar mucho en la muerte de su abuela. Yo con mis "peleas" con Sirius y Remus saliendo a "defenderme" también me mantienen entretenida.
