45: Andorra

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Domingo 20 de marzo de 2022

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Domingo 20 de marzo de 2022

El viaje a Andorra había sido más planeado por nosotras que por los chicos. Ellos se habían limitado a dejarse llevar por nuestras decisiones. Y hoy, por fin, era el día en que nos iríamos hacia el micro-Estado.
Había pensado que no sería posible juntar una semana para irme de vacaciones, pero finalmente sí había podido, aunque no serían unas vacaciones totales, porque tenía que teletrabajar.

Me deshago de la ropa que llevo puesta dejándola sobre el suelo del baño y entro en la ducha regulando la temperatura. La suelo poner bastante caliente, me relaja que el agua queme mi piel, siento como que los problemas que tengo dentro de mí se van quemando también. Cierro los ojos, disfrutando del agua recorriendo mi cuerpo, pero los abro cuando me parece escuchar que la puerta se está abriendo. Efectivamente, Pedri entra por la puerta del baño y me quedo mirándole confundida.

—Me tengo que duchar. ¿Te parece bien que me duche contigo? —pregunta mientras no me quita el ojo, y lejos de sentirme incómoda, un sentimiento de lujuria recorre mi figura. Sonrío viendo como se deshace de manera apurada de su ropa y asiento.
—Espero que nadie nos interrumpa hoy —manifiesta entrando y cerrando la pantalla.
—Pedri, son como las tres de la tarde y tenemos que salir de aquí a las cuatro —aviso viendo por dónde van los tiros.
—Nos da tiempo.

Sin previo aviso y más diálogo, sus manos viajan hasta mi culo, presionándolo y pegándome contra él, mientras que, su boca busca la mía de una manera un tanto violenta.

—¿Le cogiste gusto a la ducha? —acierto a preguntar en un mini momento de respiración que tenemos en la sesión de besos.
—No sabes cuánto.

Cierra el grifo y  para continuar con el pase de besos. Cuando me echo un poco hacia atrás para poder coger aire, eleva su mano hasta la estantería y coge mi jabón de olor a coco para echar en sus manos. Las junta y las posa sobre mis caderas empezando a enjabonar mi cuerpo.

—Me gusta esta nueva forma de ducharme —confieso dejándome ser tanteada por sus dos manos que rozan mi cuerpo con seguridad, mientras que sus ojos contemplan mi figura desprendiendo lujuria a través de ellos.
—Me puedo sacrificar a venir a ducharte todos los días —sonriente continua acariciando mi cuerpo, deteniéndose más tiempo sobre mis pechos, a la vez que, se acerca a mi boca para dejar un beso. —O varias veces al día.

Cambiamos de rol, y ahora me toca a mi recorrer su labrado cuerpo. Estoy terminando y es, cuando abre el agua, tomándome por sorpresa y ocasionando un pequeño susto en mi. Nos aclara a ambos, vuelve a cerrar el grifo y no espera nada a dejarme atrapada entre él y la pared, notando lo fría que se encuentra esta primera. Sus manos empiezan a recorrer mis pechos: apretando, masajeando y acariciando con las manos y con la lengua. Cuando se agota de esta zona de mi cuerpo, su mano continua el trazado, ahora recorriendo mi cuerpo hasta alcanzar mi zona baja.

—Que mojadita estás —reconoce pasando dos dedos recorriendo mi zona íntima y consiguiendo aumentar la situación.
—No me hagas sufrir más —ruego dejando ir a mi cabeza hacia atrás, acabando posada contra la pared.
—¿Ya quieres? —aumenta el ritmo de sus movimientos y asiento frenéticamente. —Pídelo —solicita sobre mi oído cambiando la forma de sus movimientos hacia los círculos.
—Por favor, hazlo ya —imploro encontrándome con esos ojos marrones que esperaban mis palabras.

Sueños compartidos I y II | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora