Lía Rivas, una joven estudiante universitaria en busca de su pasión, se embarca en una emocionante travesía hacia la realización de sus sueños. En la búsqueda de su vocación, Lía se adentra en el apasionante mundo del periodismo, dispuesta a dejar s...
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Aparco el coche en el primer sitio que encuentro libre cerca de la entrada. Odio llegar tarde. Mucho más si no tengo la suficiente confianza con las personas con las que quedé y, aunque tengo buenísima relación con toda la plantilla, no con todos tengo la suficiente relación como para presentarme tarde.
—Eres una exagerada —objeta mi hermano mientras se baja tranquilamente del coche.
Lo miro fatal y cierro el coche para encaminarnos a la puerta del restaurante. Por culpa de Asier nos retrasamos y encima habíamos pillado trafico. —Solo son diez minutos. No le respondo, pero no parece importarle porque vuelve a hablar. —Oye, una pregunta. Aunque quizás no muy apropiada —habla cuando entramos al ascensor. —¿Volvisteis a hablar Pedri y tú? —No.
Tras responderle a su respuesta de ayer por la noche, no había vuelto a recibir ningún mensaje más de su parte. Tampoco leyó mi mensaje, así que no sé si está ocupado o no le apetece hablar por alguna razón. Aunque yo tengo una sensación extraña de que no es que esté ocupado, pero decido no darle muchas más vueltas. Intento evitar esos pensamientos y respiro aliviada al ver como todos aún están cerca de la barra tomando algo charlando entre grupos.
—¡Por fin llega la anfitriona de la cena! —exclama Jordi causando que todos los ojos se dirijan a mi persona. —Dios, perdón —sonrío nerviosa y apuro mi paso para llegar hasta él. —Pillamos tráfico —justifico nuestra tardanza evitando decir que mi hermano se entretuvo peinandose el tupé. —No te preocupes. Era broma, mujer. ¿Qué quieres tomar? ¿Una copita de vino? —Eso estaría bien —asiento conforme con su elección.
Me acerca la copa cuando el camarero la deja sobre la barra y charlo durante un rato con ellos hasta cambiar de grupo. Echo un vistazo rápido a todas las personas y visualizo a lo lejos a Gavi, Ferran, Pedri, Eric y Ansu hablando animadamente con mi hermano. Ahora, me encuentro en una conversación relajada con Araujo que se ve interrumpida por Gavi.
—Perdón que os interrumpa —dice el chico agarrando mi brazo. —¿Te importa si me la llevo un momento? —Para nada —niega este rápidamente. —Mientras voy a ir sentándome —señala hacia la mesa y veo como las personas están eligiendo asientos. —¿Qué pasa, Gavira? —¿Es cosa mía o estás evitandonos? —pregunta con el ceño fruncido. —Cosa tuya —miento. —Ah, genial. Entonces vamos a sentarnos —coge mi muñeca y tira de mí hacia la esquina de la mesa donde todos los chicos están sentados. —Gavi, yo no...
Me ignora. Tira de mí hasta dejarme detrás de una silla y la arrastra por el suelo para que me siente, llamando la atención de los chicos, y evitando que pueda negarme a hacerlo. A mi lado izquierdo está sentado Pedri, y a mi lado derecho, encabezando la cena, Ferran. Tanto Gavi como mi hermano ocupan los asientos frente al canario y a mí. Y por suerte, Ferran se dedica a hablar conmigo, disparando preguntas sin parar que hacen que no pueda pararme a pensar en nada más. El nudo que tenía en el estomago crece por momentos y no tengo ningunas ganas de probar la comida. Juego con mis manos posadas sobre mi regazo, quitando y poniendo los anillos que adornan mis dedos.
