56: Adéu Barcelona

2.9K 129 44
                                    

Estiro mis brazos y chocan contra algo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estiro mis brazos y chocan contra algo. Asustada, abro los ojos y me encuentro con la cara de Pedri y sus ojos sorprendidos. Muevo rápidamente mi mano y la retiro de su cara.

—Lo siento —murmuro avergonzada al darme cuenta que lo acabo de despertar dándole un golpe.
—No te preocupes —responde restándole importancia. —¿Qué tal dormiste?
—Bien —respondo rápidamente. Siempre dormía bien cuando lo hacía con él. —¿Y tú?
—Muy bien —admite asintiendo y repitiendo mi acción anterior. Aunque él sin darme ningún manotazo.

Ninguno de los dos pronuncia nada más y nos quedamos en un silencio bastante incómodo. Pedri se levanta de la cama, pasa por delante de mi, y al ver como se encuentra, vagos recuerdos de anoche fluyen por mi mente. Antes de entrar a su baño, me echa un vistazo y media sonrisa aparece en su cara al verme. Sé que sabe que me estoy acordando de ayer porque siento mis mejillas calientes.

Un suspiro sale de mi boca y miro la habitación con detenimiento. Me levanto para recoger mi ropa y volver a ponérmela. Sé que es ahora o nunca. Así que espero pacientemente e intentando ordenar las palabras en mi cabeza, pero al escuchar la puerta del baño, todo se agolpa y no sé ni cómo empezar.

—¿Podemos hablar? —pregunto directamente y asiente confundido mirándome.
—Sí, claro. ¿Qué pasa?
—Yo... —pronuncio sin saber muy bien como continuar. Cierro los ojos, vuelvo a suspirar y los abro centrándolos en esos bonitos ojos marrones a la vez que pronuncio: —¿Qué va a pasar cuando me vaya?
—No lo sé —dice evitando mirarme y se agacha para buscar su ropa interior. —Yo creo que lo mejor es dejarlo. No sé qué te parece a ti.

Esa frase que tanto temía escuchar.

—Esta bien —respondo intentando controlar mis emociones. —Si es lo que quieres. ¿Sin mantener ningún tipo de contacto?
—No, podemos seguir hablando. Te tengo mucho aprecio y no me gustaría perder la relación de amistad. Pero mi prioridad es el fútbol, aunque si vienes a algún partido pase algo entre nosotros, creo que es mejor dejarlo así para ambos. Tampoco es que nos vayamos a ver mucho.
—Vale —me limito a responder.
—No sé qué piensas tú o si te parece bien.
—Sí, está bien —repondo sin más intentando escapar de la situación. —Te dejo para que te vistas.

Prácticamente huyo de la habitación intentando controlar mi respiración e intentando que las lágrimas no broten por mis ojos. Un 99,9% de mí estaba segura de que esa iba a ser esa la respuesta, pero supongo que siempre tenía la ligera ilusión de que ese otro pequeño porcentaje se hiciera realizar. Al entrar al salón, todos están allí sentados y Fer, amablemente, se levanta para ir a buscarme un vaso de agua y una pastilla para tomar.

—Gracias —pronuncio cuando veo volver al canario mayor con las dos cosas para mi.

Dejo el vaso sobre la mesa y atiendo a la conversación que mantienen mis amigos pero sin participar en ella.
—¿Estás bien? —escucho el susurro de Sira a mi lado y asiento.
—Me va a reventar la cabeza —reconozco, y en cierta manera es verdad, tengo un dolor de cabeza que siento que me va a estallar. Pero, también es cierto que, no tengo ningún ánimo de seguir aquí, simplemente quiero llegar a mi casa, despertarme y ver que todo esto está siendo una pesadilla.
—Lía y yo deberíamos de ir marchándonos —escucho las palabras de mi hermano y asiento.
—Se nos va a hacer tarde para llegar a San Sebastián —añado apoyando las palabras de mi hermano y levantándome.

Me quedo mirando hacia todos sin saber qué hacer.
Así que, agradezco el gesto de que las tres chicas se lancen a mis brazos dejando besos por mi rostro añadido de frases de "Te vamos a echar de menos".
—Gracias —susurro únicamente para ellas. —Por favor, no me digáis nada —interrumpo cuando nos separamos y las veo preparadas para decir algo. —Escribídmelo por Whatsapp si queréis —suplico causando algunas risas. —Pero me duele mucho la cabeza y no quiero llorar como una magdalena para que luego me duela mucho más.
—Vamos a echar tanto de menos tus tonterías —dice Gavi acercándose a abrazarme. Se lo devuelvo con gusto y le doy una colleja en la cabeza que no se espera.
—Me dijiste que digo tonterías —bromeo intentando no largarme a llorar.
—Nos veremos antes de lo que piensas, ya verás —dice ahora Ferran acercándose a darme otro abrazo y deja un beso sobre mi cabeza mientras yo asiento pensando que eso no será cierto.

Ansu, Eric, Riqui le siguen dándome un abrazo y diciéndome cosas bonitas y, no me doy cuenta que la siguiente persona es Pedri hasta que elevo mi vista y veo su cara. Me quedo estática, sin saber qué hacer, pero él se adelanta tirando de mi y juntando nuestros cuerpos en un fuerte abrazo. Al notar sus brazos sobre mi cuerpo, apretándome fuerte contra él, no consigo contener las lágrimas.
—No llores, Lía —susurra acariciando mi cabeza e intento quitar los pensamientos que recorren mi mente para intentar calmarme.

Me separo, mirándome por última vez y me giró para buscar a mi hermano con la mirada. Agarra mi mano con fuerza sabiendo como me siento en este instante y antes de salir por la puerta dejo que un global "Os quiero mucho" salga de mis labios.
No me vuelvo a girar por mi bien y salgo de la casa, que no sabré si volveré a pisar algún día, dejando que mi hermano me guíe hasta el coche y se encargue de llevarnos hasta, ahora, mi antiguo piso.

La parada es breve para meter las últimas cajas en el coche y esperamos a que la casera se pase a por las llaves, quien nos desea un buen viaje hasta San Sebastián.

—Vuelve a llevar tu el coche —suplico dándole las llaves a mi hermano que me mira extrañado. —Por favor.

Asiente rápidamente y se sube al asiento del conductor mientras que visualizo como poco a poco abandonamos Barcelona incorporándonos a la autopista dirección San Sebastián.



FIN

Sueños compartidos I y II | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora