29: Vista al mar

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Hoy te traigo a mis islas para hacerlo vista al mar
Siempre está caliente, pero el corazón frío esquimal
Dale, cáele pa'l hotel, para hacerte mi ritual
Que tú tienes el poder para jugar con mi mente

—Quevedo, Vista al Mar, 2023.




15 de enero de 2023

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15 de enero de 2023

—¡Ay! ¡Qué calor! —exclamo, nada más que las puertas del aeropuerto se abren ante nuestras figuras. —Esto se siente como viajar en el tiempo —aseguro, soltando mis maletas y deshaciéndome de la sudadera de invierno que me puse estando en Barcelona.

—Vamos, mis padres están allí —Señala un coche a lo lejos y asiento siguiendo sus pasos.

Partiendo desde el aeropuerto, en una charla de lo más animada, el coche se adentra por las serpenteantes calles de la isla. La vegetación se despliega en una variedad de tonalidades verdes, mientras que las cumbres de las montañas se encuentran cubiertas de nieve, creando un contraste pintoresco.

—Ahora mis padres viven en otro lugar —informa el muchacho que se encuentra sentado a mi lado izquierdo, acariciando mi mano que descansa apoyada sobre el asiento del medio. —La seguridad de esta casa es mejor y es mucho más grande —explica, mientras asiento suavemente, más pendiente de admirar el paisaje a través de la ventanilla que de sus explicaciones.

Su nueva casa en Tenerife transmite una sensación de un refugio acogedor y encantador, perfecto para disfrutar la vida en la isla. Está ubicada en un entorno pintoresco, combinando elementos tradicionales canarios con comodidades modernas. El coche se estaciona en el garaje, y desde el exterior, alcanzo a ver como la fachada de la casa es de color blanco con detalles en piedra volcánica. El jardín que la rodea está lleno de plantas autóctonas, como palmeras y cactus, añadiendo un toque de verdor y color.

Al ingresar a la casa, ayudada por Pedri para transportar mis maletas, descubro un interior luminoso y acogedor. Las amplias ventanas permiten que la luz natural se filtre en cada rincón, creando una sensación de amplitud y conexión con el entorno. Subimos las escaleras hasta dar con el dormitorio perteneciente al pequeño de la familia. Sus tonos son neutros y suaves, acordes con la tonalidad de la casa creando una atmósfera muy relajante. Dos imponentes ventanas cuelan los rayos del sol que brillan en el cielo iluminando la cama de matrimonio vestida con sábanas blancas.

—¿Te gusta? —consulta, con interés reflejado en su tono de voz y su mirada. —¿Es bonita, no?

—Es muy guapa —admito, esbozando una sonrisa tras agarrar unas prendas más livianas que las que tengo puestas. —Es más bonita que la de Barcelona, además las vistas son increíbles —Cambio mi vista de sus ojos marrones hacia las panorámicas del paisaje que se ve a través de su ventana.

—Lo son —Sacude moderadamente su cabeza de manera vertical, dándome la razón. —Tenerife es precioso. Me gustaría volver a vivir aquí cuando todo acabe, ¿a ti te gustaría? —pregunta, dejándome estática y muda en el sitio.

Sueños compartidos I y II | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora