09: Hablan de ti

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Dejo un beso en la mejilla de Pedri, quién mientras me coloco la chaqueta coge un cojín sustituyéndome

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Dejo un beso en la mejilla de Pedri, quién mientras me coloco la chaqueta coge un cojín sustituyéndome. Sonrió dándole una última mirada y salgo detrás de su hermano sin rechistar.

—Puedo volver en taxi de verdad —insisto ahora al hermano mayor. —No quiero que tengas que coger el coche a las diez de la noche para llevarme a mi casa.
—No pasa nada, si voy a ir a recoger a nuestros padres—se gira a mirarme con una sonrisa. —Te dejo en tu casa y ya está. Así yo también me quedo más tranquilo. Y que si Pedri se entera de que no te lleve igual tenemos problemas.
—Bueno, como quieras —me doy por vencida.

El trayecto se me hace muy ameno, me gusta mucho hablar con él. Sentía que me entiende en muchos aspectos y también que estábamos creando una amistad muy bonita. Hablamos un poco retomando los últimos temas que habíamos comentado y descubrí que su pasión por la cocina iba mucho más allá de cocinar para familiares y amigos. También estaba muy emocionado porque sus padres venían cuatro días.

—Ha llegado a su destino —se burla imitando la voz del GPS. —Me dijo Pedri que tienes un nuevo hogar. A ver cuándo nos lo enseñas.
—Espero que pronto. Aún tengo que mover todo lo que tengo de una casa a otra.
—Si necesitas ayuda podemos ir sin problema.
—Sí, eso me dijo Pedri —comento con una sonrisa. —No te entretengo más.
—Ni yo a ti. Avísame cuando llegues a casa. Dentro —específica y yo asiento abriendo la puerta. —Ah, y a mi hermano también.
—Vale, agur.

Subo a casa y cierro la puerta con llave. Me visto con el pijama y me voy a la cocina a preparar algo de cenar, opto por hacerme una ensalada sencilla que como mientras me leo un nuevo libro.

Viernes 7 de enero de 2022 | 11:00h

Tengo que ir hasta el campo de entrenamiento porque necesitaba avisar a Pedri y Ferran para que al terminar subieran a la azotea a grabar un vídeo sobre el partido del Barça y Madrid. No tenía nada que ver conmigo, pero Vanessa me había pedido ayuda. Mi sorpresa al llegar fue ver gente en las gradas, no me había acordado que hoy era entrenamiento de puertas abiertas. Por suerte, no había mucha gente. Al fijarme mejor, vi a Fer sentado entre una mujer y un hombre, que intuí que eran sus padres.

—¡Hola! —grito moviendo mi mano intentando llamar su atención. Fallido. Aunque la mujer de su lado sí que me ve y es la que avisa a este.
—Lía —le escucho pronunciar nada más que su mirada se cruza con la mía y vuelvo a mover mi mano en forma de saludo. —¿Por qué no subes? Así te puedo presentar a nuestros padres.
—Si me das un par de minutos —señalo con la cabeza al campo. —Tengo que avisar a Ferran y Pedri que luego los necesito.
—Cuando termines ven —me avisa y vuelve a subir para ocupar su lugar.

Me giro y busco con la mirada al entrenador, lo encuentro concentrado viendo el juego de Riqui, Piqué y Busquets. —Oye, Xavi —digo llamando su atención. —¿Puedo hablar rápidamente con Ferran y Pedri que luego los necesitamos para un vídeo?
—Hombre, Lía —me abraza de lado. —Qué sorpresa. Claro que puedes, Ferran lo tienes allí tirado y Pedri está al inicio con Gavi, Eric y Ansu. Ten cuidado de que cuando vayas no te peguen con el balón.
—Vale. Gracias, Xavi.
Me sonríe y se despide volviendo a centrarse en los ejercicios que hacen los chicos y yo voy hasta Ferran. —Hola, Ferri.
—Hola Lía. ¿Qué haces aquí? —pregunta mirándome extraño.
—Ya veo cuánto te alegras de verme —refunfuño y se ríe levantándose. —Necesito que cuando acabe el entrenamiento vengáis a la azotea tu y Pedri, tenéis que grabar el vídeo del Clásico.
—Es verdad, ya no me acordaba. Espéranos y vamos juntos.
—Vale, me quedo con Fer en las gradas.

Asiente y vuelve al entrenamiento. Vuelvo a intentar no meterme por medio de ninguna práctica y busco a Pedri con la mirada. No lo había vuelto a ver desde anoche que le avisé de que había llegado y me respondió con un "𝖵𝖺𝗅𝖾, 𝖽𝖾𝗌𝖼𝖺𝗇𝗌𝖺". Lo veo concentrado en hacer bien los pases y no se da cuenta de que me estoy acercando. En cambio, Ansu sí. Cuando le toca el pase, en vez de devolvérselo al canario, me lo lanza a mí. Lo paro ganándome la mirada de los cuatro chicos, aunque mi mirada solo se dirige hacia el canario, a quién le lanzo la pelota añadiendo: —Te necesito luego en la azotea para grabar el vídeo del partido con Ferran. Me dijo que os esperará, así que me voy con tu hermano.
—Vale guapa —guiña un ojo parando el balón que le había lanzado y siguen con la rueda.

Me quedo un poco descolocada con la respuesta he intento que no se note desde fuera caminando rápido hacia la grada. El señor de seguridad me reconoce y me deja subir sin tener que darle ninguna explicación. Fer al verme me indica que me siente a su lado derecho, ya que la mujer que ocupaba el sitio se había sentado del otro lado del señor.

—Mamá, papá —dice el canario mayor nada más que llego a ellos. —Ella es Lía, ya os hablamos mucho de ella.
—¿Así? —se me escapa preguntar con bastante tono de asombro.
—Sí, hija, sí, no se callan todo el día. Sobre todo aquel  —contesta su madre señalando al chico que estaba en el campo y dirijo mi mirada a ella soltando una carcajada por la forma en que me respondió. —Yo soy Rosa, pero llámame Rosi.
—Yo me llamo Fernando, como este —bromea el padre señalando a su hijo mayor.
—Bueno, yo ya saben como me llamo. Encantada de conocerles. Los chicos también me hablaron mucho de ustedes, sobre todo de tus croquetas —comento dirigiendo por último mi mirada hacia la madre.
—Estoy segura que eso vino de Pedri —anota con una sonrisa y asiento dándole la razón.

Me siento al lado derecho de Fer y me quedo mirando el entrenamiento. No les quedaba mucho. Y como si Xavi me hubiese leído el pensamiento, finaliza el partido. Los jugadores se acercan a las gradas a saludar a los fans, y cuando terminan, Pedri sube a saludar a su familia.

—Hola —saluda abrazando a sus padres. —¿A qué hora os sale el avión?
—A las dos de la tarde, ahora nos iremos con Fer para allí.
—Luego le tienes que decir lo que dijo mamá —susurra su hermano con la intención de que nadie le escuchara.
—¿El qué? —pregunto confundida y sin saber de qué me hablaba.
—Lo de que hablaba mucho de ti.
—Ah.

Mi mirada choca contra la de Pedri y durante un par de segundos permanecemos así hasta que su voz me devuelve a la realidad. —Tengo que ir al vestuario que luego tenemos que ir Ferrán y yo con Lía.

Su padre y Fer bajaron a hablar con Xavi y el cuerpo técnico que los estaba llamando, mientras que la madre se despide de Pedri y espera por mí.

—¿Qué tenéis que ir a hacer? —pregunta con curiosidad mientras bajabamos las escaleras.
—Los chicos tienen que grabar un vídeo sobre preguntas del Clásico por el próximo partido  —explico elevando un poco el tono para que me escuchara con tanto bullicio. Era una persona que no hablaba muy alto y odiaba a la gente que lo hacía.
—Ya me contó Pedri que estás trabajando en el Club.
—Sí, estoy haciendo prácticas de periodismo. 
—¿Y te gusta? ¿Estás contenta?
—Estoy muy contenta —admito con una sonrisa totalmente involuntaria. —Es mi club favorito desde que soy muy pequeña, entonces es un sueño para mi estar trabajando aquí —comento cerrando la puerta de las gradas tras mi paso. Comenzamos a caminar a la par hasta donde estaban los dos Fer. —Aunque la parte mala es el estar lejos de la familia y amigos, a eso aún me estoy adaptando. Algunos días lo llevó mejor y otros peor. Pero estoy muy agradecida a los chicos por haberme acogido tan bien y unirme siempre a muchos de sus planes.
—Mis niños te quieren mucho —dice con una sonrisa y asiento dándole la razón, porque así lo creo por todo lo que me demuestran.  —Casi siempre que les llamo dicen algo de ti. Pedri estaba muy contento de haber sido tu primera entrevista más formal.
—Sí, fue la primera que hice. Estaba un poco nerviosa, pero creo que salió bien. El entrevistado parece que está contento y el Club también. Tuvo muy buen recibimiento.
—Aquí estás —escucho la voz de Ferrán a mis espaldas. —Pedri viene ahora. Hola, Rosi —saluda dándole dos besos a la madre del canario. —¿Qué tal estás?
—Todo bien, cariño. ¿Y tú?
—Bien, bien. Ahora mismo cansado.
—Estoy —avisa Pedri con la mochila al hombro colgada.
—Despídete de tu familia y nosotros vamos un poco más adelante si quieres —digo dirigiéndome a él que asiente. Me despido de su madre que me dice que le había hecho muy feliz haberme conocido y me da un abrazo.

Ferrán y yo nos adelantamos un poco, aunque vuelvo a parar para despedirme del padre y del hermano del canario. Caminábamos muy despacio esperando por Pedri, pero dándole su tiempo, hasta que nos alcanzo.

—Oye —dice Pedri cortando la conversación. —Que se me olvidaba, dijo Xavi que te vienes a Arabia con nosotros.
—Sí.
—¿De verdad? —pregunta Ferrán sorprendido.
—Sí, para la televisión del Club.
—Ah claro, joder.

Cuando llegamos a la azotea ya estaba todo preparado. Voy a buscar los sobres con las preguntas, les dejo elegir cuál quiere y finalmente Ferran se quedo con los sobres rojos.

Sueños compartidos I y II | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora